jueves, 3 de abril de 2014

“Capitán América: El Soldado de Invierno”, de Anthony y Joe Russo.




Disney a través de Marvel Studios encontró a partir de  Iron Man” una fórmula que le ha garantizado el éxito y los beneficios adaptando el riquísimo panteón superheroico de Marvel Comics, desarrollado durante décadas de prueba y error en los tebeos, para  un gran público que pueda disfrutar del mismo sin que necesariamente esté especialmente familiarizado con los personajes y evitando en lo posible realizar graves barrabasadas que despierten las susceptibilidades de los pocos pero inquietos seguidores de los cómics. La fórmula hasta el momento ha funcionado a la perfección alcanzando su cima en “Los Vengadores” y volviéndose posteriormente en las continuaciones de  “Iron Man”, “Thor” o “Capitán América” más previsible y roma. De este modo, “Capitán América: El Soldado de Invierno” no deja de ser una pieza más en ese mecanismo bien engrasado para agradar a un público mayoritario que ya sabe lo que puede esperar y que en líneas generales no sale defraudado, aunque a mí en esta ocasión y como quisquilloso seguidor del personaje no me ha acabado de convencer.

El Capitán América es un náufrago de otra época en un tiempo que no es el suyo, e intenta adaptarse a la situación a través de su labor para SHIELD aunque no comparta sus métodos. Cuando Furia antes de sufrir un atentado, le comunica que Hidra se ha extendido por SHIELD y lo controla, el Capi, la Viuda Negra y un nuevo aliado, el Halcón, tendrán que descubrir quién es la mente maestra de Hydra y desarticular los planes de la organización terrorista al tiempo que luchan por sus vidas contra los secuaces de Hydra, los engañados agentes de SHIELD y el Soldado de Invierno, un misterioso asesino de la antigua Unión Soviética cuyo pasado y el del Capitán América parecen estar dramáticamente unidos.

Si uno ha leído tebeos del capi durante toda su vida y está acostumbrado al Batroc simpático del bigotito, al Halcón del uniforme rojo y blanco acompañado por Ala Roja hasta para ir al cuarto de baño o al glamour sofisticado de Natasha Romanoff esta peli en la que figuran nuevas versiones de todos esos personajes, quizás más realistas en su tratamiento pero también más planas y menos divertidas, no puede gustarle del todo. Es cierto que el truco consiste en intentar hacer concesiones y asumir que se trata de otra revisión de los iconos originalesy no ser demasiado exigente,  pero aun así a mí estos personajes en la imagen real no me acaban de convencer e involucrar en sus aventuras tanto como lo hacían los personajes de los tebeos.

Dicho esto y analizando la peli como tal, se trata de un entretenido brockbuster de acción trepidante en la que se pretende no dar respiro al espectador para mantenerle pegado a la butaca y que no le dé demasiadas vueltas a las bizarradas descomunales que se plantean y las lagunas de un guión más pensado con vistas a resolver situaciones en la tercera parte que en dejar cerradas todas las tramas en esta entrega (como es habitual por otro lado en este tipo de películas). Si se es consciente de todo esto y se aceptan las reglas del juego, la peli  cumple a pesar de lo sobreactuado de las interpretaciones de un reparto de campanillas en el que destaca el nombre de Robert Redford, que ha sido la penúltima star seducida por las suculentas cifras que se mueven en estas pelis.

Y así la nave va, que decía el otro, y aunque nos hayan cambiado a nuestro Capitán América para alborozo de las felices nuevas generaciones, los más veteranos seguiremos asistiendo a la recreación a imagen real de unos superhéroes que salvo contadas excepciones no acaban de captar la personalidad y la esencia de los superhéroes que amamos tal y como los imaginamos. Y es que eso es lo que suele pasar con los replicantes…