martes, 11 de marzo de 2014

“El artefacto perverso”, de Felipe Hernández Cava y Federico del Barrio.





Estos días que tanto se está revisando en torno a la Guerra Civil y la posguerra desde los cómics, toca reivindicar y recordar “El artefacto perverso”, uno de esos cómics que en su momento fueron ya pioneros en el tratamiento de ese período histórico y no solo destacaron por adelantarse en varias décadas a una tendencia que en los últimos tiempos parece haber vuelto fortalecida, sino que además lo hicieron con una calidad formal muy por encima de la media que todavia no ha sido superada.

Enrique Montero, un derrotado de la Guerra Civil Española, intenta buscarse la vida dibujando historietas  para lo que prepara su propio cuadernillo de aventuras al tiempo que a instancia de unos enlaces del clandestino Partido Comunista intenta contactar con un viejo compañero de armas que ha decidido hacer la guerra por su cuenta,  sin saber que están siendo vigilados por la policía franquista.

Aparecida originalmente por entregas en la revista “Top Comics” , los cinco capítulos de los que consta la obra fueron recopilados en los noventa en un cuidado tomo por Planeta en una edición que incluso contaba con una introducción de Vazquez Montalbán. A pesar de su aparente sencillez y su envoltorio de asumida obra de género, Felipe Hernández Cava firma el que quizás sea su guión más complejo y elaborado partiendo de una trama inspirada en maestros del polar como Léo Malet o el suspense como John Le Carré a los que auna la preocupación de Juan Marsé por dar voz a los derrotados, en una historia absorbente soberbiamente contextualizada y que progresivamente va llevando a su terreno para que las diversas capas confluyan en una historia que es al tiempo reinvindicación del género negro y testimonio del alienamiento de los vencidos de la Guerra Civil en general y de los autores de Historieta derrotados tras la Guerra Civil que tuvieron que buscarse la vida en una España más oscura y censuradora que la que imaginaban en sus obras de evasión, en particular.

Si Hernández Cava realiza una estupenda labor su compañero de fatigas, Federico del Barrio muestra un nivel de refinamiento y versatilidad gráfica apabullante para dotar a cada una de los diversos extractos de la historia de un acabado gráfico exclusivo partiendo siempre de un expresionista claroscuro inspirado en las obras del gran Alberto Breccia

La compenetración con Hernández Cava, tras haber colaborado previamente en cómics como “Las memorias de Amoros” y “Lope de Aguirre”, es total y ello se percibe en el conseguido engarzamiento de las diversos niveles del tebeo para lograr una historia que rica en significados y se convierte en ejemplo perfecto de metacómic varios años antes de que el concepto se pusiese tan de moda.

En fin, “El artefacto perverso” es uno de los mejores tebeos españoles publicados en los noventa y seguramente señala un punto de inflexión en la Historia del medio en nuestro país, por lo que debería estar siempre disponible en las librerias y bibliótecas. Sin embargo, la edición de Planeta se encuentra actualmente descatalogada y no ha sido reeditada, por lo que no estaría de más que alguna Editorial se acordara de esta obra y la incorporara a su catálogo. Calidad no le falta.