viernes, 24 de enero de 2014

“Superman: El hombre de Acero 4”, de John Byrne y otros.


Llegamos al repaso de la cuarta entrega de la colección en la que, bajo el título de “Superman: El hombre de Acero”, ECC Ediciones está recopilando de manera unitaria la influyente etapa de John Byrne en las distintas cabeceras de Superman, recogiéndose en este volumen los “Superman” 9 y 11, “Legión de Superhéroes” 38 y “Action Comics”591 a 593.

Tras el enfrentamiento junto a la Legión de Superhéroes con el Amo del Tiempo y el sacrificio de Superboy, Superman ha de hacer frente a nuevas amenazas a Metropolis  tan sui generis como el Joker, Sleez, el desterrado esbirro de Darkseid,  o el todopoderoso duende de la Quinta Dimensión Mxyzptlk y tan cerebralmente siniestras como Lex Luthor.

A estas alturas, Byrne ya había sentado cátedra en “Superman” y contaba con la suficiente libertad para atreverse con todo aplicando una fórmula creativa que recibía las alabanzas de la crítica y los aficionados. Tras el cruce con el Amo del Tiempo y la Legión con el que “arreglaba” la paradoja surgida tras los hechos de “Crisis en Tierras Infinitas” que permitiera explicar la existencia de la Legión y sus aventuras con un Superboy que en teoría nunca existió, Byrne potencia “Action Comics” – el “Team-Up” de Superman, para que nos entendamos – de la manera más inteligente posible, asociando a Superman con los Nuevos Dioses en una divertida historia en la que tira de ironía para convertir a Superman y a Big Barda en actores porno. Lástima que todavía la mentalidad de los años ochenta no hubiera permitido llevar la historia mucho más allá porque realmente el planteamiento prometía…

Por otro lado, Byrne muestra su preocupación por expandir el universo de Superman tomando prestado al gran enemigo de Batman, el Joker, en una sencilla historia en la que apela a la inteligencia del héroe antes que a sus poderes para desarticular la amenaza de un Joker al que presenta más cercano a sus versiones precrisis y que brilla especialmente por su exagerada caracterización gráfica potenciada por el entintado de Karl Kessell. En esta misma entrega se incluye el célebre “Metrópolis: 900 millas” – convertido a kms en la edición de ECC-  en la que Byrne mostró su brillantez a la hora de perfilar la caracterización psicológica de Luthor en una historia que se adelantaría varios años a la célebre “Una proposición indecente”, de Adrien Lyne.

Las dos historias siguientes se puede considerar con un desarrollo más “clásico” y presentan a Superman enfrentado a dos villanos propios como Luthor y Mxyzptlk en las que queda en evidencia su imposibilidad de lograr una victoria definitiva frente a ellos posponiendo la situación a un nuevo enfrentamiento futuro. Y es que Byrne, si algo se preocupó en remarcar en su visión del personaje, es su vulnerabilidad alejándose de las visiones invencibles y semidivinas propias de etapas anteriores con lo que las posibilidades argumentales se multiplicaban otorgando mayor interés a la serie.

A estas alturas, Byrne se encontraba a gusto en la serie y nos ofrecía número a número grandes dosis de entretenimiento y habiendo logrado el objetivo para el que había sido contratado modernizar al personaje manteniendo intacta su esencia.