lunes, 31 de marzo de 2014

“Ojo de Halcón 2: Pequeños Aciertos”, de Matt Fraction, David Aja, Steve Lieber, Francesco Francavilla y Javier Pulido

 


Oye, que si os dicen que la serie de “Ojo de Halcón” es un tebeo de superhéroes no os lo creáis. Es un cómic excelente, pero como confirma esta segunda entrega publicada por Panini, que recoge los números siete a doce de la serie regular norteamericana, David Aja y Matt Fraction están por la labor de hacer otra cosa, mucho más vistosa y original incluso, de lo que se acostumbra en los tebeos de tipos y tipas con mallas ajustadas y superpoderes y sin ningún pudor ni complejo en esta serie reinventan un Clint Barton/Ojo de Halcón a su medida, más cercanos a los antihéroes introspectivos del cómic indie norteamericano, que a lo que los mandamientos de Papa Lee mandan.

Clint Barton sigue con su labor de construirse una vida más allá de las mallas y tras comprarse el edificio en el que vive, lo que ha provocado la ira de los mafiosos rusos de la barriada, empieza a confraternizar con sus vecinos. Sin embargo, para un tipo tan desorganizado como Barton le resulta complicado llevar una vida “normal” sobre todo cuando se lía con una escultural bailarina con problemas que no cuenta con la aprobación de sus ex superheroicas ni de Kate Bishop, la joven Ojo de Halcón que le okupa el apartamento. Y, mientras los mafiosos rusos, mueven ficha contratando un asesino profesional, Fortu, el perro de Ojo de Halcón, es el único capaz de desentrañar tanto lío.

Marvel parece haber encomendando a una serie de autores de lo más talentoso una línea de cómics para que a los treinteañeros de la generación hipster puedan seguir comprando sus tebeos sin sentirse culpables y el estandarte de esta nueva manera de enfocar los superhéroes es precisamente esta serie de “Ojo de Halcón” en la que Matt Fraction se suelta la melena y demuestra su versatilidad ofreciendo una interesante trama alejada de las convenciones propias del género para dotar de una mediocre vida corriente al pobre de Ojo de Halcón, cargando al arquero eterno del Universo Marvel de unas series de obligaciones  humanas para las que no está muy acostumbrado. De este modo, el argumento de la serie gira en torno a un Barton en plena crisis de identidad que se convierte en el buen vecino ideal de cualquer vecindario de sitcom al uso al que se le pegan para más inri un perro y un hermano callejeros a los que también adopta. Mientras vamos descubriendo número a número entre boquiabiertos y sorprendidos todo este rico mundo interior que desconocíamos de Ojo de Halcón  buena parte del protagonismo de la historia se lo roba al arquero marvelita, Kate Bishop, la Ojo de Halcón de los Jóvenes Vengadores, que gracias al lápiz mágico de Fraction acaba convertida en una Hopey marvelita, gruñona, refrescante y divertida que ofrece el adecuado contrapunto al deprimente y deprimido protagonista que sin las mallas ni el arco – pocas flechas se disparan en este tebeo- se queda en poca cosa (de hecho, Burton es el menos interesante de los personajes de la historia, incluido el perro).

Mucho me temo que la fresca premisa de Fraction se habría quedado en mucho menos si no contase en el apartado gráfico con un descomunal David Aja que desde sus comienzos bajo la alargada sombra de Steranko se puso como límite su propio talento y todavía no ha tocado techo. Aja es la salsa de este invento y sin su sorprendente ingenio para adaptar las últimas tendencias y hallazgos narrativos a tramas convencionales en las que sobre una base mazzuchelliana logra compaginar el frío diseño minimalista a lo Ware con la euforia pop de Jaime Hernández y sin las sorpresas visuales que se esconden página a página esta serie no tendría ni la mitad de gracia que la que tiene. Además, para cubrir los huecos cuando se ve apurado con las entregas cuenta con la colaboración de dos compinches de la talla de Francesco Francavilla y Javier Pulido, quién dibuja el Anual 1, que comparten parecidas inquietudes formales y dan lo mejor de sí para mantenerse a la altura de la locomotora desbocada de la creatividad de Aja..

En fin, “Ojo de Halcón” es la única serie que puede lograr que Chris Ware se interese por los superhéroes, ya que cuentan con protagonistas deprimentes presentados a través de un acabado gráfico exquisito. La modernidad ha llegado al género de superhéroes con “Ojo de Halcón” -bueno, ya venía intuyéndose desde unos años antes- y, aunque creo que su vigencia dependerá exclusivamente de su rentabilidad económica, series como esta están llamadas a convertirse en pocos años en delicatessen de las llamadas de culto. Disfrutemos de la fiesta mientras dure.

Mi reseña de la primera entrega, aquí.

viernes, 28 de marzo de 2014

“Batman, El Caballero Oscuro: Forajidos”, de Paul Gulacy y Doug Moench.




Para mí Paul Gulacy y Doug Moench son sinónimo de profesionalidad y garantía de trabajo bien hecho a lo largo de una carrera de más de cuatro décadas en que se han  convertido en uno de los equipos más compenetrados del panorama mainstream, siendo especialmente recordados por su éxito marvelita, “Shang Chi, Masters of Kung Fu”, una serie de culto setentera de artes marciales que en mi opinión no ha sido superada hasta ahora en su género. Por ese motivo, la publicación en España de cualquier trabajo de estos autores llama mi atención, sobre todo como es el caso de este “Batman El Caballero Oscuro: Forajidos” , miniserie autoconclusiva de tres episodios publicada originalmente en la serie “Legends of The Dark Knight”, editado por ECC Ediciones en un tomo unitario,aunque lo más viejos de lugar recordarán cómo Gulacy y Moench demostraron su buen hacer en el universo Batmaníaco hace ya muchos años antes en la estupenda “Batman: Presa”, otra estupenda historia publicada en la misma serie que aquí conocimos hace ya muchos años gracias a Ediciones Zinco.

El caos se desata en Gotham cuando un político que reclamaba mayor transparencia de las agencias gubernamentales es tiroteado y en el altercado se ve involucrado el legendario Hombre Murciélago. Aunque el asesino es detenido, se pone en marcha una campaña gubernamental contra los vigilantes enmascarados que desplazan a la Ciudad a los “Bloodhawks”, soldados de élite equiparados con la mejor tecnología disponible dispuestos a neutralizar a Batman y sus acólitos por cualquier método liderados por , un alto cargo de la FIA. Mientras Gordon, Bullock y los justicieron enfrentan el conflicto de conciliar la ley con sus simpatías por Batman y Cía., este tratará de desenmascarar la verdad oculta tras la persecución de los justicieros y el atentado que directamente apunta a los Bloodhawks mientras intentan no caer en sus redes.

Moench construye una estupenda trama de intriga en la que explora conceptos tópicos del género como la antinomia legalidad frente a  moralidad en una historia en la que la resolución del misterio corre en paralelo con la trepidante persecución a la que es sometido el superhéroe y sus ayudantes. Moench demuestra su completo dominio y conocimiento del personaje y ofrece una interpretación del icónico Batman plena, en la que desarrolla el amplio y variado potencial del personaje desde su aspecto de justiciero motivado por un estricto código del honor propio hasta por sus cualidades detectivescas, tantas veces obviadas por muchos autores contemporáneos.

¿Qué decir de Paul Gulacy, uno de mis dibujantes favoritos de todos los tiempos? Pues que realiza un magnifico trabajo a la altura de su grandísima calidad en la que la espectacularidad y el dominio de las formas está completamente al servicio de la historia y no solo del mero relleno de viñetas. Sin renunciar a su reconocida influencia esterankiana y a la búsqueda de una narración ágil y fluida que emule la cinematográfica, Gulacy construye un cómic sólido y elegante en el que sus personajes fluyen y vuelve a demostrar una vez más el porqué es un maestro de las figuras de acción a través de vibrantes secuencias de persecución que por sí mismo permiten disfrutar del tebeo. A pesar de los catorce años de su publicación inicial, gráfica y argumentalmente la historia sigue siendo plenamente vigente y eso reafirma una vez más la calidad del equipo creativo.

 “Batman: Forájidos” es un estupendo tebeo de género, inteligente y vistoso que evoca una forma de entender el medio que poco a poco se ha ido perdiendo y que solo artesanos como Gulacy y Moench son de los pocos que garantizan.

jueves, 27 de marzo de 2014

“Light & Bold”, de Jordi Bernet y Carlos Trillo.



El otro día volví a releer “Light&Bold” una de esas joyitas ochentenas que nos proporcionó el dúo formado por el guionista Carlos Trillo y el dibujante Jordi Bernet que no solo ha resistido a la perfección el paso del tiempo, a pesar de ser una obra eminentemente enraizada en el contexto de su período de publicación pero que curiosamente gana enjundia y niveles con cada lectura escondiendo bajo el entretenimiento gamberro un sustrato más complejo y sutil.

Light es una despampanante hembra incapaz de sentir nada salvo cuando Bold un grotesco y enorme asesino a sueldo de buen corazón la toma. Light & Bold son dos agentes de una siniestra organización criminal que busca desbaratar una conferencia de paz en plena Guerra Fría para propiciar sus propios y oscuros intereses. Light & Bold son dos peones obedientes y sumisos pero cuando Bold descubre que en el plan los mandamases sacrificarán a su amor se enfrentará a sus amos con tal de salvar a su único amor.

Carlos Trillo y Jordi Bernet tras las buenas migas que hicieron tras “Custer” concibieron a mediados de los ochenta esta historia imposible que escapa a cualquier clasificación de género ya que tras la aparente ligereza de su desarrollo se esconde una obra rica en significados. Y es que más allá de partir de una trama clásica de género negro y espionaje, que Trillo reconoce en el prólogo que recicló de una novela que había escrito bajo seudónimo, o de entenderse como una posmoderna puesta al día del mito de  La Bella y la Bestia en el fondo Trillo está construyendo una trágica historia de amor protagonizada por dos inadaptados, antagónicos pero complementarios, prisioneros de las circunstancias frente a los oscuros intereses del resto de elenco de personajes secundarios que les rodean. Trillo aminora ese trasfondo dramático de la historia bajo la retranca y la amargura del narrador interpuesto que comenta los diversos sucesos e introduce los diversos actos del drama (no hay que olvidar que la historia se ideó para su publicación seriada en la revista “Zona 84”, aunque luego fuese reeditada en álbum por Toutain y Glénat.

En el aspecto grafico, Jordi Bernet realiza un trabajo primoroso a la altura que acostumbra mostrando su versatilidad para adaptar su trazo a la ligereza de sus voluptuosas y deseables hembras y la rotundidad de un personaje tan original como Bold, al que caracteriza magistralmente para bajo su fealdad y brutal aspecto dotarle de una gran expresividad, que luego sería tomado como modelo para personajes tan alejados como el Mr Fixit marvelita, el Marv de "Sin City" milleriano o el Lono de Risso en "100 Balas". Asimismo, Bernet le da a la historia ese aire noir tan característico de los clásicos norteamericanos  como Crane, Caniff o Eisner demostrando su completo dominio del claroscuro y la mancha y respondiendo a la perfección a las vueltas y revueltas del tragicómico guión ideado por un inspiradísimo Trillo.

Para mí, “Light & Bold” es la mejor obra que dio la corta pero intensa colaboración entre Trillo y Bernet y creo que el guionista, más allá del aparente maltrato al que somete a los personajes con sus sardónicos comentarios, les guardaba especial cariño dado su final.  Un brillante tebeo que, como los buenos vinos, mejora con el tiempo.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Steve Moore (1949-2014)



Me hago eco un poco tarde del fallecimiento el pasado día 16 de Marzo a los 64 años del guionista británico Steve Moore, conocido popularmente como el “otro” Moore.

Steve Moore desarrolló una dilatada carrera como guionista en el cómic británico principalmente en revistastan populares como “Warrior”, “2000 A.D” o “Doctor Who”. y la filial inglesa de Marvel para la que desarrolló historias de “Hulk” y “Nick Furia, agente de SHIELD” hasta que dio el salto a la Casa de las Ideas con la publicación de la adaptación al cómic de la película de 007 “Octopussy” en 1983.

Sin embargo, por lo que Steve Moore será más conocido fue por su duradera amistad con Alan Moore y haber sido el que le convenciera en sus comienzos como dibujante para abandonar los pinceles y centrarse en la escritura de guiones colaborando conjuntamente en algunos de sus primeros trabajos e iniciándole en los secretos del oficio..

La amistad de los dos Moore perduró a lo largo de los años y Steve se encargó de realizarlos  guiones para alguna de las historias incluidas en la antología "Tom Strong's Terrific Tale", en la que diversos autores homeajeaban y ampliaban el personaje creado por Alan. Además en el momento de la muerte de Steve ambos Moore estaban colaborando en la realización de un nuevo proyecto, “The Moon and Serpent Bumper Book of Magic”, en la que ambos volcaban su pasión por la magia y el ocultismo.

El cómic  más reciente de Steve Moore ha sido “Hércules:  The Thracian Wars” y "The Knives of Kush" (junto a Chris Bolsin), que se está adaptando al cine con Dwayne “The Rock” Johnson , Joseph Finnes y John Hurt en el reparto.

D.E.P.

martes, 25 de marzo de 2014

“Ken Games 0: Louviers”, de Jose Robledo y Marcial Toledano.



Cuando los autores anuncian que retoman una serie de éxito previamente habían dado por concluida se encienden las alarmas entre los aficionados quiénes sospechamos que tras el anuncio se esconde una astuta y baja maniobra comercial para aprovechar nuestras debilidades completistas con nuevas entregas alejadas de los niveles de calidad precedentes. Si además si la serie tiene una estructura hermética tan cerrada y refinada como la que presentaba la trilogía “Ken Games” con la que la que se dio a conocer al gran público el dúo formado por Jose Robledo y Marcial Toledano los resquemores son muchos mayores. Sin embargo, que no cunda el pánico y  todo el mundo se tranquilice pues “Louviers”, la anunciada  precuela de “Ken Games” que acaba de publicar Diábolo Ediciones en España tras su reciente publicación por Dargaud en Francia, es por sí mismo un álbum con la suficiente entidad como para que nadie pueda sentirse decepcionado y que sin añadir nada a la historia principal profundiza en algunos de sus secundarios.
La relación entre Anne y Louviers hace aguas por la falta de comunicación… Una historia corriente, si Anne y Louviers no fuesen dos letales asesinos pertenecientes a una oscura organización que los ha entrenado para sus fines desde la infancia. Tras cortar drásticamente con Anne, Louviers inicia una nueva misión de incógnito en el caótico Timoka donde tendrá, bajo la fachada de un reportero de guerra, acabar con un traficante de armas. La cosa se complica cuando Louviers, incapaz de olvidar a Anne, descubre que su objetivo es uno de sus antiguos compañeros de infancia y que otro misterioso asesino ha sido enviado para asegurarse que cumple su misión o acabar con su vida.
José Robledo y Marcial Toledo que recibieron el aplauso generalizado por “Ken Games” rizan el rizo con esta intensa y novedosa cuarta entrega en la que profundizan y complementan la historia principal sin que su lectura  sea imprescindible para su total disfrute. En esta precuela, se retoman personajes como Anne – la protagonista absoluta de la tercera entrega- y un secundario como Louviers quién se erige en el protagonista absoluto en una bien construida trama de suspense que nada tiene que envidiar las anteriores (¿o es posteriores?) entregas de la serie y que con acierto traslada la acción del ambiente urbano de los otros álbumes a una ciudad tomada. 

En este guión, Jose Robledo muestra su habilidad para partiendo de diversas influencias entre las que se pueden rastrear series como “Alias” a películas como “Mentiras Arriesgadas” o “Sr. & Sra. Smith” y cómics tan exitosos e interesantes como “XIII” o “Los leones de Bagdad” construir una historia con entidad propia que destaca por la excelente ambientación, especialmente de la zona bélica que recuerda clásicos como "Territorio Comanche", la cuidada caracterización de los personajes - Louviers en esta historia recuera al protagonista de la brillante "Días Contados"-  y la más que correcta dosificación de la trama que mantiene al lector atrapado desde el principio al final del álbum respetando la esencia de la serie principal.
Gráficamente, la obra es excelente y refleja perfectamente la evolución artística de Marcial Toledano que en este álbum da un salto cualitativo importante confirmando todo lo bueno que encontramos en las anteriores entregas con un planteamiento ambicioso y  en el que saca partido a todos esos recursos gráficos que –tratamiento del color, uso de onomatopeyas- que son propios del medio y tanto nos hacen disfrutar a los que disfrutamos con la narración en viñetas. Desde la estupenda primera página,  las onomatopeyas nos introducen directamente en la historia a través de un elegante flashback pero además el uso de las transiciones es exquisito y los recursos gráficos para trasladar información al lector muy vistosos (el tratamiento del color para reflejar las emociones de los personajes está muy logrado), variados e imaginativos – brillante la composición de página con la conversación por móvil, por ejemplo- demostrando además su disposición por asumir cualquier reto incorporando incluso el lenguaje de signos en la historia con acierto. Marcial Toledano ha sabido construir un estilo característico estudiando lo mejor del manga y el cómic norteamericano para reforzar la clásica narrativa de la BD europea con refrescantes giros y sorpresas estilísticas que hacen de este álbum una lectura superior a la media.
Para los que no hayan leído nada de la serie, mi consejo es que la presente precuela a pesar de numerarse como número cero se lea tras los tres primeros álbumes ya que de este modo se mantiene la idea original de cerrar la historia al enlazar los hechos narrados en esta entrega con el inicio del primer álbum y concluyendo brillantemente - esta vez esperemos que definitivamente - una de las series de género más recomendables publicadas en los últimos años en el panorama europeo. 

Más sobre "Ken Games" en El lector impaciente aquí, aquí y aquí.

lunes, 24 de marzo de 2014

“Superman: La última familia de Krypton”, de Cary Bates y Renato Arlem.





La línea Elseworlds partía de la premisa de dar cierta autonomía a los autores para explorar fuera de la continuidad premisas alejadas de la ortodoxia de las series regulares y los orígenes establecidos de los principales personajes de DC, lo que dió durante la década de los noventa a algunas de las mejores historias que surgieron en la editorial durante ese período, pero el abuso de la fórmula provocó que cada vez apareciesen propuestas más extravagantes que provocaron una bajada de calidad de las historias que conllevó la cancelación de la línea. En 2009, se anunció un relanzamiento de la línea Elseworlds del cual “Superman: La Última Familia de Krypton”, guionizada por Cary Bates y dibujada por Renato Arlem,  que acaba de publicar ECC Ediciones tuvo el dudoso honor de ser el primer título y me temo que también el último del esperado relanzamiento pues desde su publicación en 2010 no se han vuelto a publicar más títulos bajo el sello Elseworlds..

En esta miniserie, Cary Bates indaga sobre lo que podría haber ocurrido si en lugar de llegar a la Tierra tras la destrucción de Krypton únicamente el pequeño Kal El este hubiera venido acompañado por sus padres adultos, Jor El y Lara, mostrando como la supervivencia de estos dos kriptonianos habría afectado al Unidverso DC que conocemos.

Cary Bates, un veterano guionista que alcanzara cierto renombre dentro de colecciones DC de la línea Superman, y que actualmente realiza muy esporádicas incursiones en el género superheroico, retomó el personaje que le dio la popularidad con esta miniserie, un proyecto ideal para su lucimiento pero que me temo que afrontó sin demasiadas ganas, limitándose a cumplir el encargo sin llegar a desarrollar todo el potencial de las ideas y situaciones atractivas que propone y simplemente se limita a esbozar sin profundizar.

De este modo, Bates se preocupa básicamente de que la premisa novedosa de introducir a la familia El en la Tierra acabe encajando en la ortodoxía y acabe derivando en la existencia de Superman tal y como lo conocemos, lo que acaba provocando que el desarrollo de la historia resulte forzado y extraño y el concepto inicial acabe siendo traicionado. Así, la racanería de Bates acaba lastrando una historia que podría haber dado mucho más de sí y, aunque es patente su conocimiento   del personaje, no acaba de sacar partido de algunas de las situaciones y los nuevos personajes que propone a lo largo de un guión que se antoja excesivamente lineal.

En el aspecto gráfico, el brasileño Renato Arlem desarrolla un trabajo correcto pero impersonal y no acaba de sacar el partido que una historia tan ambiciosa podría haberle proporcionado. Arlem no parece estar especialmente cómodo con los personajes y su dibujo resulta rígido e inexpresivo, por lo que creo que no era el dibujante idóneo para un trabajo de estas características..

Tras leer “Superman: La última familia de Krypton” uno se queda con la sensación amarga que debido a un planteamiento excesivamente conservador se le ha birlado una historia que podría haber dado mucho más de sí si la implicación o el talento de sus creadores hubiera sido mayor.Decepcionante.

viernes, 21 de marzo de 2014

“Zagor. Darkwood: Año Cero”, de Moreno Burattini y Gallieno Ferri.



Aleta Ediciones ofrece una nueva historia autoconclusiva inédita de “Zagor”, otro de los personajes enseña de la italiana editorial Bonelli, el más veterano tras “Tex”,  que curiosamente es de los que cuenta con más cantidad de material editado en nuestro país a partir de una errática publicación por diversas editoriales a lo largo de las décadas que se remonta hasta los tiempos de Buru Lan. Para la reintroducción del personaje, desde Aleta han seleccionado con buen criterio para esta segunda entrega, como ya realizase para la primera“La historia de Zagor”,  una aventura que al mismo tiempo entretenida y que familiarice a los lectores con el protagonsita y su entorno indagando aún más en su  origen y pasado.

De este modo, en “Darkwood: Año Cero”, el propio Zagor narra sus amigos el origen del emblema de su pecho explicándoles cómo antes de convertirse en el mítico Za-gor-te-nay ya intentaba arbitrar los conflictos entre blancos e indios en el bosque de Darkwood tras la muerte de sus padres y su amigo Wandering Fizty. De este modo, cuando descubre que un corrupto guía está entregando a los colonos y sus colonos a los sanguinarios Delaware de Kanoxen intentará impedirlo jugándose su propia vida, lo que le llevará a conocer a la mística Shyer y que su destino está fijado por una arcana leyenda en torno al eterno enfrentamiento entre el Bien y el Mal.

Darkwood: Año Cero” es una más correcta y entretenida muestra de cómic de género en la que Moreno Burattini, partiendo de los datos que ya se conocían previamente respecto al pasado de Zagor, rellena astutamente los huecos con una trama del Oeste arquetípica de la serie en la que incorpora sin exagerar elementos fantásticos y mágicos con aceptables resultados.

Gallieno Ferri no es un dibujante espectacular pero sí que es un dibujante que conoce perfectamente su oficio y el género por lo que cumple sobradamente a la hora de trasladar al dibujo el guión ideado por Burattini en una trama sencilla, que no por ello deja de resultar entretenida y agradable para todos aquellos que disfruten con los Western.

En fin, poco a poco la leyenda de Za-gor-te-nay vuelve a resurgir en España con una apuesta por una fórmula de género que ya no se practica en ningún sitio salvo quizás en Italia y es de esperar que si estas primeras entregas cuentan con el respaldo de los aficionados y, conocido ya el origen del personaje, Aleta prosiga seleccionando  las mejores historias del personaje a lo largo de sus más de cuarenta años de existencia. Material hay de sobra.

jueves, 20 de marzo de 2014

“Liga de la Justicia de América: Élites”, de Joe Kelly y Doug Mahke. JLA 61 a 65





ECC Ediciones prosigue con su política de recuperar las etapas recientes de "La Liga de la Justicia de América" con la publicación  en una serie de siete tomillos de la etapa a cargo guionista Joe Kelly y el dibujante Doug Mahke a lo largo de los años 2003 y 2004 del que “Élites”, en el que se recogen los números 61 a 65 de la serie, es la primera entrega.

La Liga de la Justicia de América es el grupo más poderoso del Universo y por tanto la normalidad para sus miembros es acabar con las diversas amenazas que nadie más puede afrontar. Sin embargo, cuando Wonder Woman se encuentra ante una encrucijada indisoluble que provoca la destrucción de su lazo de la Verdad, el mundo se desatará un caos que solo ella podrá solucionar. Además, Plastic Man y Batman se verán inmersos en una aventura en la que el inocente escarmiento a un chaval descarriado desvelará un oscuro secreto del Hombre de Plástico.

Tras una exitosa y larga etapa desarrollada por Grant Morrison y Mark Waid, a Joe Kelly se le encomendó la patata caliente de intentar mantener el alto nivel de una serie que desde hacía años contaba con el beneplácito de los aficionados. En esta primera toma de contacto que son los  números incluidos en este TPB, que ya era un guionista experimentado tras su paso por series como "Daredevil" y "Superman", muestra su voluntad de aceptar el desafío y firma unos números esperanzadores en los que intenta seguir la estela de Morrison y Waid sin renunciar a las pequeñas historias autoconclusivas que siempre se le han dado bien.

Kelly sigue una línea en estas primeras entregas en las que apuesta por el ritmo trepidante y la emulación más bien del caótico pero genial estilo Morrison que el más ordenado y ortodoxo de Waid. Sin embargo, Morrison no hay más que uno y ello provoca que a Kelly sus interesantes ideas –algunas tan delirantes que casi están más cercanas al Morrison de la “Doom Patrol” que al de la “LJA– le queden un tanto deslucidas y confusas en esta primera entrega.

En ese sentido, no toda la responsabilidad es de Kelly ya que tras haber contado la serie con dibujantes de la talla de Quitely o Hitch el relevo por el irritante Doug Mahke se nota en demasía. Mahke, en estos números,  es uno de los pocos dibujantes capaz de dibujar a Wonder Woman fea y su estilo todavía tosco y sin definir alterna páginas muy espectaculares con otras horrorosas, unido a un sentido de la narración bastante deficiente.

En fin, esta primera entrega de la “JLA” de Kelly y Mahke es bastante irregular consecuencia básicamente del dibujo de Mahke que echa bastante para atrás. A pesar de ello, las tramas de Kelly son entretenidas y el dibujo es susceptible de mejorar en las siguientes entregas.

miércoles, 19 de marzo de 2014

“Pepé 4”, de Carlos Giménez.

Muchos palos le han debido caer a Carlos Giménez, o de los que le han caído alguno le ha debido doler especialmente, para que abra la cuarta entrega de la biografía de su amigo y colega José González Pepe”, que acaba de publicar Panini Cómics, con un prólogo en el que no solo justifica de nuevo su necesidad de rendir homenaje al amigo desaparecido sino además da respuesta a algunas de las más comunes críticas que se le han realizado hasta el momento a una obra que se ha convertido en más polémica de lo que en principio seguramente imaginaba. Una defensa que le honra, pero que a todo punto se me antoja anticipada, porque si hacían falta argumentos sobre la calidad de la obra Giménez los da en viñetas en las páginas siguientes, en la que sin duda es para mí la mejor de las cuatro entregas publicadas hasta ahora en la serie.

Recogiendo un amplio período de tres décadas en esta entrega, Giménez explica cómo la decadencia de las revistas de cómics y las agencias de dibujantes coincidió con el declive de la estrella de Pepe quién ve como sus ofertas de trabajo caen en picado a lo que se une la muerte de su madre. Sin poder hacer frente a los gastos y aislado de sus amigos, Pepe cae prácticamente en la indigencia de la que poco a poco irá saliendo gracias a la ayuda de los dueños de un bar que frecuentaba, su amigo Franc y Truffaut, el gerente de Selecciones Ilustradas y la familia de este. Sin embargo, el carácter dejado de Pepe es incorregible y a pesar de los esfuerzos de sus amigos siguió con su doble vida en saunas y salas de fiestas alternando con las celebridades del momento y malgastando el poco dinero del que disponía hasta que la salud empezó a pasarle factura.

Como avisa el mismo  Giménez  en el prólogo los agoreros que apuntaban que “Pepe” venía a ser una addenda innecesaria de “Los Profesionales” panegírico simpático y nostálgico del amigo finado estaban muy equivocados y parecen desconocer la honradez de un autor que ha hecho del verismo una de las bases de su larga carrera. De este modo, traspasado el ecuador de la serie, esta se vuelve más oscura y dramática mostrando Giménez la decadencia de su amigo y reconociendo una vez más sus limitaciones para aprehender el conjunto de la vida del protagonista, que blindó su vida íntima y nocturna herméticamente a  todos sus conocidos.

Es absurdo pedirle a un autor como Giménez con un estilo tan depurado y trabajado absurdas innovaciones formales que tampoco precisa la historia que quiere transmitir al lector. Y es que con los recursos que tan bien ha manejado siempre desde los tiempos de “Paracuellos”, al autor le basta para transmitirnos perfectamente todas las paradojas que rodeaban la compleja figura de Pepe González, no solo a través de la reconstrucción de anécdotas sino además poniendo en boca de sus personajes. personas reales que como él conocieron a Pepe y fácilmente identificables por los conocedores del mundillo bajo los seudónimos con los que les enmascara, que constantemente rompen la cuarta pared de la viñeta las mismas ideas en torno a su personalidad.

“Pepe 4 en ese sentido es un prodigio narrativo ya que pocos autores son capaces de contextualizar tan hábilmente las diversas décadas a partir de algunos hechos históricos y usar la reiteración de viñetas – aprende, Charlie Adlard- para transmitir tensión dramática al lector como Giménez en estas páginas  pero, además, en esta nueva entrega Giménez incorpora al tono melancólico de la historia una nueva capa argumental narrando en paralelo el declinar de Pepe con la decadencia del Cómic en España y poniendo la vida del  protagonista como la ejemplificación perfecta de ese declinar.

En fin, Giménez se supera en Pepe 4” respecto a las anteriores entregas de la serie cambiando completamente el tono y el tratamiento de la serie para dejar a través del declinar de Pepe González constancia de la perdida de la inocencia del tebeo español y dejando  todo preparado para un desenlace en la futura quinta entrega que se presume emotivo y duro. Ojalá no se demore mucho.

martes, 18 de marzo de 2014

“Batman: La maldición que cayó sobre Gotham”, de Mike Mignola, Richard Pace y Troy Nixey.




Estos días que está todavía reciente el 77º aniversario del fallecimiento de H.P. Lovecraft ha coincido con mi lectura del que probablemente sea la historia de Batman más lovecraftiana que se han escrito a lo largo de la rica historia del Hombre Murciélago, guionizada por el que seguramente ha sido el autor de cómics que hasta la fecha más ha hecho por trasladar la ambientación de los cuentos del de Providence al Noveno Arte. Me estoy refiriendo claro a Mike Mignola y la reciente reedición de ECC de "Batman: La Maldición que cayó sobre Gotham", la miniserie enclavada en la línea Otros Mundos que el creador de “Hellboy” escribiera con Richard Pace, aunque este abandonó el proyecto antes de su finalización, y dibujara Troy Nixey, encargándose Mignola exclusivamente de realizar las portadas.

En 1928, la expedición de rescate capitaneada por Bruce Wayne encuentra los restos de la perdida expedición Cobblepot a la Antártida. Wayne y sus compañeros encuentran un único superviviente en una cueva oculta con el que regresan a Gotham, sin saber que de esta manera están devolviendo a la ciudad un mal antiguo y primigenio que fue desterrado muchos años antes y cuyo origen se remonta al nacimiento de la Ciudad y que solo quizás Batman  podrá parar.

La maldición que cayó sobre Gotham” es un apañado intento de cruzar dos ricas tradiciones de ficción encajando en las tramas pesadillescas inspiradas en el universo lovecraftiano a diversos personajes superheroicos, especialmente Batman y sus principales secundarios y villanos pero también  a otros como Oliver Queen/ Flecha Verde o Jason Blood/Etrigan en una historia autoconclusiva que gustará sobre todo a los buenos conocedores de ambos mundos.

 De este modo, el aficionado a los cuentos de Lovecraft no le será difícil identificar guiños y referencias  propios de cuentos tan famosos como “El extraño caso de Charles Dexter Ward”, “En las montañas de la locura” , “La sombra sobre Innsmouth” o “El Extraño” (por mencionar las más evidentes) y a los fanáticos de DC les resultará fácil identificar todos los personajes y elementos que  Mignola incorpora en una historia intrigante que acaba mestizando con cuidadoso equilibrio ambos mundos y en la que la galería de personajes superheroicos adapta sus roles a la efectiva trama lovecraftiana con toda naturalidad.

Quizás el único pero de esta historia fuese que Mignola no asumiera como autor completo su realización y Troy Nixey  fuese quién asumiera el apartado gráfico. Nixey es un dibujante bastante limitado pero se muestra como un buen discípulo de Mignola adaptando su estilo al gusto gótico y opresivo que la ambientación de la historia precisa pero sin alcanzar la expresividad ni eficacia de este a pesar del fantástico trabajo del colorista Dave Stewart. Nixey no es un gran narrador y aunque su mimetismo con el estilo Mignola es total ciertamente no cuenta ni con su espectacularidad ni elegancia.

En fin, “La Maldición que cayó sobre Gotham” es una entretenida y más que correcta historia de Batman, una curiosidad en la que se muestra la capacidad de este icono para mutar y adaptarse, como los virus o los espantajos lovecraftianos, a cualquier giro o propuesta que los guionistas quieran probar con sorprendente facilidad. Y esa es seguramente la razón final de su éxito durante tantas décadas..

lunes, 17 de marzo de 2014

“Los Muertos Vivientes 19: Marchamos a la Guerra”, de Charlie Adlard y Robert Kirkman.




Robert Kirkman sigue rumiando lentamente los acontecimientos y en esta nueva entrega publicada por Planeta y que recoge los números 109 a 114 de la serie norteamericana sigue dilatando con parsimonia el inevitable enfrentamiento entre las distintas comunidades de supervivientes.

En esta nueva entrega, Rick última junto a sus aliados los detalles de su plan para atacra la comunidad del sádico Negan. Sin embargo, cuando Negan llega sorpresivamente a la Comunidad con la intención de cobrar el tributo Rick ve una oportunidad única de acabar con él. Sin embargo, los planes de Rick no siempre salen bien y su nuevo error puede poner en peligro no solo su vida sino también la de todos los que han confiado en sus dotes de líder.

Kirkman se demora en el desarrollo de los personajes y el desarrollo de su psicología preparando el que es de suponer su próximo golpe de efecto profundizando en la caracterización de algunos de los personajes que han ido apareciendo en las últimas entregas como Ezekiel, Jesús, Briana o Negan al tiempo que sigue mostrando en una de las constantes de la serie como los planes de Rick se trastocan y ha de improvisar sobre la marcha con imprevisibles consecuencias.

“Marchamos a la guerra” es un arco entretenido y que, como tantos otros precedentes y probablemente tantos posteriores, se devora con interés para dejar la decepción final de no resolver ninguna de las situaciones que plantea y sustentarse básicamente en el talento para la descripción de situaciones y, sobre todo, la construción de diálogos de Kirkman. Y es que cada vez es más evidente que el guionista no tiene ninguna prisa por resolver una serie que tantas satisfacciones le ha dado a todos los niveles y seguirá exprimiendo sus posibilidades mientras le sea posible.

Hablar del dibujo de Adlard ya es redundante y cansa,  porque nada nuevo se puede aportar a un estilo que se basa en la reiteración de viñetas similares y la ley del mínimo esfuerzo en el desarrollo de de fondos y personajes. Trabajará con los tiempos muy justos pero Adlard cada vez me parece un dibujante más limitado y  al que, además, no se le aprecía ninguna evolución ni interés por mejorar.

En fin, veremos si esta vez si, en la próxima entrega  Kirkman nos zarandea y sorprende con nuevos giros y sorpresas que nos dejen boquiabiertos y sobrecojan como antaño. Cada vez lo tiene más complicado en esta serie, pero también es verdad que a estas alturas cuenta con el sufciciente crédito como para que queramos seguir conociendo las desventuras de Rick y cía aunque los muertos vivientes se hayan convertido, para bien o para mal, en la menor de sus preocupaciones.