martes, 5 de noviembre de 2013

“Conan, El Bárbaro 3”, de Brian Wood y otros.




Músicas de violines por favor, para la tercera entrega publicada por Planeta del “Conan, El Bárbaro” de Brian Wood en el que se recogen los números 13 a 18 de la serie regular y en el que Wood porque él lo vale acaba de desnaturalizar a  la creación de Robert E. Howard , uno de los personajes más icónicos del cómic norteamericano y más emblemáticos y reconocibles de la Fantasía Heroica

En las dos historias de creación propia que se incluyen en este volumen, Conan viaja a los desiertos de Shem persiguiendo a su amada Bélit que ha regresado a la ciudadela de sus orígenes para descubrir que está siendo asediada. Conan formará parte del ejército conquistador para poder reunirse con su amada. En la segunda historia, Conan y Belit se ponen ciegos de loto amarillo descubriendo en su viaje alucinógeno la utópica y bucólica felicidad de una pacífica vida en común para la que no están destinados.

En fin, grosso modo, quién más quién menos ya se habrá dado cuenta que esta “love story” contemporánea, ñoña e intimista que ha orquestado Brian Wood partiendo de la relación sentimental más continuada que desarrollara Conan con la Reina Pirata Bélit se aleja en demasía de los más locos sueños que tuviera el escritor texano por no hablar de la versión desarrollada por los guionistas marvelitas. 

Wood imprime en estas historias de cosechas propias muy alejadas de los cánones de espada y brujería un tratamiento contemplativo, intimista y romántico que no acaban de casar con un héroe tan directo y primario como es Conan. Además, como ya apuntara en las anteriores entregas, Wood abusa de las cartelas y los cuadros de texto para intentar describir los sentimientos del cimmerio que resultan reiterativos y pesados, especialmente alejados de la personalidad que se le presupone a Conan.

En el aspecto gráfico, más allá del despiste al que juegan los confusos créditos de Planeta, los dibujantes han sido Mirko Colak y Andrea Mutti en el primer arco argumental y Davide Gianfelice en el segundo, corriendo las impresionantes portadas impresionistas de todos los números a cargo de Massimo Carnavale. Son dibujantes muy del gusto de Wood y con los que ya había colaborado anteriormente en series como “Northlanders” que realizan un buen trabajo cada uno a su estilo y disfrutan la sabiduría como colorista de un Dave Stewart que respetando la personalidad de cada uno da un estilo unitario a la serie.

En fin, espero que Wood deje sus ínsulas aparcadas, le dé un repaso a la inolvidable etapa de Roy Thomas  y recupere en la adaptación de los relatos howardinanos un poco de la esencia del Conan de toda la vida, porque tanto pasteleo y embobamiento no casa en la Era Hyborea.