miércoles, 17 de julio de 2013

“El vano ayer”, de Isaac Rosa.


Isaac Rosa es uno de los columnistas de opinión que sigo con regularidad desde que lo descubriera en “Público” y, actualmente, en “El Diario” y “El Jueves”. No solo porque ideológicamente comulgue con sus planteamientos sino porque además su estilo conciso, directo y llano aunque no exento de ironía y mordacidad me gusta frente al empacho de otras firmas con más nombre y barroquismos en los que camuflar quizás deudas vergonzosas. Por ese motivo tenía ganas de leer algo de su todavía escasa producción literaria entre la que destaca este “El vano ayer”, con la que ganó varios premios literarios en su momento.

La novela gira en torno a la reconstrucción del paradero de un viejo profesor universitario y un joven alumno desaparecidos en la represión a los movimientos estudiantiles universitarios en los últimos años de la Dictadura franquista. Dos personalidades contrapuestas pues Julio Denis, el profesor, era un tipo apocado y sin compromiso político mientras el estudiante Andrés era un activo miembro del partido comunista, André Sánchez.

A partir de esa premisa argumental, Rosa construye una novela que se aleja de una estructura clásica para convertirse en una digresión en torno a ese subgénero de la literatura española que ha tratado la posguerra española. Rosa, con inteligencia y conocimiento del medio hace gala de ese estilo periodístico, claro y llano tan característico  a medio camino en lo literario de Umbral y Saramago, para entablar un diálogo abierto con el lector no solo sobre ese oscuro periodo de la historia española sino de la realidad imaginada literariamente que en cierta medida lo ha ido magreando y maleando y las opciones que ha manejado a la hora de construir los diversos vericuetos por los que transitan lso personajes, aun cuando en ciertos momentos se guste en exceso para mi gusto y se permita alguna frivolidad -genial, eso sí- como explicar la posguerra cuan si un romance en castellano antiguo se tratase y Franco un émulo del Cid Campeador. Precisamente, por ese carácter experimental y abierto de la obra finalmente lo que acaba convirtiéndose en una mera excusa sin demasiado interés, es la trama inicial y el destino de los personajes lo que puede llevar a algunos lectores más convencionales a sentirse decepcionados ante el camino tomado por Rosa.

El vano ayer” no deja de ser una novela interesante que deja con ganas de conocer algo más de la producción literaria del autor que en esta novela crea un uróboros que engloba en sus pocas más de doscientas páginas toda la grandeza y miseria literaria que ha generado la posguerra y dictadura franquista.