jueves, 31 de enero de 2013

“La Cosa del Pantano: ¿Renacimiento?”, de Scott Snyder y Yanick Paquette.




Continua la nueva andadura de “La Cosa del Pantano” en el NUDC, de la que ya escribí por aquí,  con la publicación en España por parte de ECC Ediciones de la segunda entrega que reúne los números cinco a ocho de la serie norteamericana.

Alec Holland, el hombre que fue la Cosa del Pantano, sigue intentando mantener intacta su humanidad a pesar de las presiones a la que el Parlamento de Árboles le somete par que se convierta de nuevo en el campeón del Verde en su permanente lucha con el Rojo y la Putrefacción. Sin embargo, esta es una enemiga especialmente poderosa que ha poseído al hermano de Abigail Arcane y reclama a esta para sí. Cuando La Putrefacción logra secuestrar a Abigail, Holland se encontrará en la encrucijada de convertirse en La Cosa del Pantano para enfrentarse a la malvada Putrefacción y sus legiones de zombis e intentar salvar a Abigail de su destino o mantener su recuperada humanidad y renunciar a su torturado amor.

Esfumado el factor sorpresa de la primera entrega, Snyder continúa desarrollando una entretenida trama de terror, reinterpretando los elementos clásicos del personaje al tiempo que introduce nuevos adversarios para desarrollar una historia en la que la acción se desarrolla a un ritmo frenético en comparación con los estilos más pausados de autores previos. De momento, la principal novedad, aparte del señalado predominio de la acción, es la importancia que Snyder le otorga a Alec Holland, el trasunto de Swampy, un personaje que en el pasado nunca había tenido tanto protagonismo como el que hasta el momento le ha otorgado Snyder quien coloca al personaje en la coyuntura de tener que elegir si asume de nuevo convertirse en la Cosa del Pantano conociendo de antemano las ventajas e inconvenientes que conlleva.

Si la trama ideada por Snyder  de momento se desarrolla con corrección y sin grandes sorpresas, el principal atractivo de la serie en esta segunda entrega para mí ha estado en el trabajo de Yanick Paquette y Marco Rudy, comprobando lo que da de sí su imaginación para dibujar los diversos espantajos macabros y truculentos que son los hijos de Sethe e incorporar referencias y homenajes a volúmenes anteriores de la serie sin caer en el guiño fácil. Además, Paquette se confirma como un dibujante ideal para crear la atmósfera de terror oscuro, primigenio y escatológico que el guión de Snyder requiere y sacar el máximo partido a la vistosa composición de página que utiliza, no notándose demasiado su ausencia en aquellos números en los que es sustituido por Marco Rudy quien sigue fielmente sus directrices..

De este modo, “La Cosa del Pantano” se mantiene como uno de los títulos más atractivos e interesantes del Nuevo Universo DC dejando gracias al cliffhanger final toda la intriga sin resolver sobre cómo se resolverá el reencuentro entre Abigail y Holland.

miércoles, 30 de enero de 2013

“The Warlord”, de Mike Grell.




Una serie que curiosamente nunca ha gozado de suerte en España y permanece en el olvido de los justos desde hace décadas es “The Warlord”, de Mike Grell. Y digo que resulta curioso, porque se trata de una serie paradigmática del género de fantasía y la época en que se publicó por DC en Estados Unidos de 1976 a 1988 aproximadamente coincide con la época de mayor esplendor del género en España, por lo que resulta raro que los editores patrios no apostaran más firmemente por ella. Sin embargo, ni los tímidos intentos de Bruguera primero ni de Zinco después lograron arraigar.

A grades rasgos, la serie viene a contar las andanzas del piloto Travis Morgan en Skartaris, un mundo salvaje y fantástico escondido en el interior de  la Tierra poblado por grandes saurios y civilizaciones perdidas donde todavía es efectiva la magia. Usando sus conocimientos, Morgan se convierten en el Señor de la Guerra tras ser esclavo y gladiador y junto a sus aliados  Maciste, Shakira (no, no es la de Piqué) y su amada Tara, la reina de Shamballah,  se enfrenta a todo tipo de amenazas armado con su espada y una pistola, enfrentándose a enemigos de todo pelaje y condición entre los que destaca Deimos, un poderoso hechicero inmortal.

Ideada por DC  para hacer la competencia al exitoso  Conan, El Bárbaro” marvelita, Grell se inspiró para llevar a cabo su obra más recordada -como tantos otros-  en las sagas de Burroughs protagonizadas por John Carter. Sin embargo, en “The Warlord” da un paso más en la ya por entonces importante carrera otorgando a las aventuras de Morgan y sus amigos un genuino toque de aventura y frescura al contraponer la mentalidad del hombre contemporáneo de Morgan con las costumbres de las distintas civilizaciones que pueblan Skartaris, un rico y detallado mundo fantástico lleno de referentes que van desde la obra de Julio Verne a la mitología clásica.

Con ser entretenidísimas y frescas las tramas ideadas por Grell dónde la serie sobresale es en el ámbito gráfico ya que Grell da lo mejor de sí para aprovechar todas las posibilidades que le otorga su estilo detallista y elegante y un perfecto conocimiento anatómico tributario del “Flash Gordon” de Raymond. Aunque la serie llegó a los 133 números, Grell se mantuvo al frente de la misma como autor completo durante poco más de los cincuenta primeros desarrollando durante esta larga etapa –posteriormente seguiría vinculado a la serie realizando diversas labores-  que acabaría convirtiendo la serie en un referente en su género que por desgracia apenas hemos podido disfrutar en España.

No estaría nada mal que ECC Ediciones se decidiera a recuperar la etapa más clásica “The Warlord” en la que Mike Grell se ocupó de la serie  y poder dar a conocer por fin cómo se merecen las aventuras del Señor de la Guerra de Skartaris a los aficionados españoles.

martes, 29 de enero de 2013

“Arma X”, de Barry Windsor-Smith.




Si algo está absolutamente probado empíricamente en la historia de los cómics de superhéroes, en general, y de los superhéroes Marvel en particular, es que cuanto más marginal y pobres son las ventas de una publicación  más libertad creativa se les suele otorgar a los artistas con talento y, por tanto, más posibilidades existen que estos creen  obras llamadas a dar prestigio a la editorial y sobreviva en la memoria de los aficionados mucho más allá que sus contemporáneas.

Un buen  ejemplo de ello es “Arma X” publicada seriada a lo largo de doce entregas originalmente en “Marvel Comics Presents” a principios de los noventa, un titulo secundario, contenedor variopinto de aventuras en solitario protagonizadas por personajes mutantes en la época de gloria de la franquicia. En ese poco atractivo contexto decidieron los editores Marvel del momento dar respuesta a algunos de los misterios en torno al pasado de Lobezno, uno de los personajes más carismáticos de la época y para ello contaron nada menos con el talento de Barry Windsor-Smith quién años antes había marcado una época en “Conan, El Bárbaro” junto a Roy Thomas y en una primera etapa ya había tenido sus más y sus menos con la editorial al abogar por la independencia autoral frente a las injerencias editoriales. Para esta obra,  Smith impuso sus condiciones y asumió la autoría completa de la elaboración de la historia a partir de unas nociones establecidas por Chris Claremont para coordinar la obra con la continuidad del resto de las series mutantes. El resultado fue una obra de arte inclasificable que para muchos se encuentra entre las mejores  protagonizadas por Lobezno.

Antes de incorporarse a La Patrulla X, Logan ahoga sus atormentados días  en vapores etílicos. En una de sus memorables borracheras, Logan es secuestrado por una misteriosa organización dispuesta a usarle como cobaya humana para su proyecto de arma definitiva, el arma X, para lo que sometiéndole a una serie de dolorosas operaciones revisten sus huesos de adamántiun y le dotan de sus mortales garras al tiempo que intentan anular su personalidad para convertirlo en una obediente y perfecta máquina de matar.

Superando la limitada previsión inicial de la editorial, Smith catapultó “Arma X” a una categoría de cómic superior a la prevista construyendo ya no una tópica y convencional historia de superhéroes al uso sino  una obra original y contracorriente en la que el protagonista – y supuesto héroe- se convertía en la víctima de una historia de terror que bebía directamente en sus trasfondo de obras clásicas como “Frankenstein” o más actuales como “Robocop” en la que contraponía la humanidad indómita e individualista de Logan frente al ansía de alienamiento de la anónima corporación tecnológica representada por El Profesor y sus ayudantes. Lejos de seguir una estructura lineal, Smith concibió la historia para que la realidad y la fantasía del protagonista se confundieran al tiempo que la seriación en capítulos de ocho páginas le otorgaba una curiosa irregularidad narrativa que ayudaba a disimular las carencias como guionista de Smith al tiempo que potenciaba la sensación de confusión buscada por el autor para reflejar la irrealidad de la situación,

Donde la obra sin duda sobresale es en el apartado gráfico. BWS que había demostrado su dominio de la anatomía humana y su gusto por el barroquismo y la fantasía cumple sobradamente para desarrollar un opresivo y oscuro escenario tecnológico en el que experimenta con las más complejas perspectivas y arriesgadas composiciones cuidando al detalle la narración para perturbar al lector con las sofisticadas torturas a las que los científicos someten a Logan al tempo que en lacónicos comentarios incluidos en cartelas sus anodinas conversaciones asociando a cada uno de los personajes un color para identificarlo.

En su momento, “Arma X” no fue un éxito de ventas, quizás por estar más cerca a las premisas del "Metal Hurlant" de Los Humanoides Asociados que a las rigideces de los comic books Marvel al uso, y solo gracias al boca a boca y el reclamo de calidad que suponía la firma de su autor empezó a reivindicarse por la crítica y los aficionados,  Marvel la reeditó en tomo sin tener en cuenta las modificaciones que el inconformista Smith quería incluir en la obra lo que supuso una nueva ruptura con la editorial. A pesar de ello, “Arma X” es uno de los mejores tebeos de la década de los noventa  que gustará tanto al aficionado conocedor del género como a cualquiera que solo quiera disfrutar de un entretenimiento sobresaliente, adulto y sofisticado.

lunes, 28 de enero de 2013

“Scalped: El final de la senda”, de Jason Aaron y R. M. Guèra.





Publicó ECC Ediciones hace pocos meses el último recopilatorio de “Scalped”- la sensacional serie negra que el guionista Jason Aaron y el dibujante R.M. Guèra- han venido desarrollando a lo largo de una sesentena de números.

Dash Caballo Terco ha cumplido su misión e intenta reordenar su vida tras un trabajo como agente infiltrado que le ha dejado profundas huellas físicas y psicológicas. El jefe Lincoln Cuervo Rojo está entre rejas y la reserva de Prairie Rose ha quedado aparentemente limpia de crimen y corrupción. Sin embargo, Catcher sigue libre y las antiguas venganzas no serán satisfechas hasta que vuelva a blandirse el hacha de guerra y se corten las últimas cabelleras.

En los últimos cinco números de la serie que son los recogidos en este volumen, Aaron otorga un brillante colofón a una serie que no solo ha venido a convertirse en el auténtico canto del cisne del sello Vertigo, antaño sinónimo de calidad autoral garantizada, sino que además ha aportado una modernización de las convenciones del género negro como solo se puede equiparar en los últimos años a la televisiva “The Wire”. Resueltos los principales misterios en anteriores entregas, en este arco final Aaron se dedica a cerrar tramas y sellar el destino del variopinto reparto coral de personajes que ha ido desfilando a lo largo de las distintas entregas.

 Personajes algunos de ellos redimidos y otros condenados, pero todos ellos atormentados por la carga de sus culpas y errores alejados por completo del socorrido blanco y negro de los arquetipos rígidos para navegar en las complejas aguas de la ambigüedad moral. Aaron es inclemente con sus criaturas y las exprime hasta el final, obligando incluso al final de la senda de la serie a sus protagonistas a sacrificios profundos y heroicidades anónimas y poco brillantes cómo solo los antihéroes de los mejores thriller son capaces de protagonizar.

En el que quizás sea el arco más dramático y autocontenido de la serie, atemperada en parte  la desatada locura hard boiled de algunas de las entregas precedentes, se pone de manifiesto la madurez creativa que han alcanzado, tras los cinco años de recorrido de la serie, sus autores y cómo la misma ha trascendido a sus personajes. En este último arco,  Guèra le da al efectivo expresionismo ecléctico de su estilo, potenciado por los fuertes contrastes cromáticos que la colorista Giulia Brusco imprime a sus composiciones, una atmósfera intimista y melancólica, crepuscular a la manera de los western de Eastwood, que tan bien sabe captar el portadista Jock,  para ir setenciando progresivamente el a los diversos personajes, reduciendo los diálogos al mínimo para que sea una única viñeta expresiva, silenciosa e implícita la que nos muestre su destino, mientras que Aaron pone el finiquita una serie sin fisuras ni altibajos que sale reforzada al no haber intentado sus autores alargarla artificialmente en pos a fines exclusivamente comerciales.

Poco más queda por decir salvo recomendar encarecidamente  a los que no la hayáis leído todavía una serie destinada a convertirse en un clásico en su género, repleta de acción, violencia y humanidad, que curiosamente me da la impresión no ha obtenido todos los aplausos que merece.

jueves, 24 de enero de 2013

“Ice Haven”, de Daniel Clowes.




Como afortunadamente por fin se está empezando a descubrir en España esa maravilla de Clowes que es “El Rayo Mortal”, cuya publicación ya reivindiqué por aquí, me apetece destacar hoy la que para mí gusto es la obra que mejor permite iniciarse en su rico universo, compendio en fondo y forma de su manera de entender el cómic. Me estoy refiriendo a “Ice Haven”, publicado afortunadamente hace ya unos años en España por Random House Mondadori.

La pequeña localidad de Ice Haven es el típico pueblecito norteamericano de rectas calles pavimentadas y cháles aparcelados donde aparentemente nunca pasa nada digno de comentarse. Sin embargo, bajo esa pátina de civilización y monotonía bulle un mundo de emociones soterradas y dramas silenciosos, deseos reprimidos y obsesiones inconfensables protagonizadas por sus anodinos y convencionales habitantes

“Ice Haven” marca un punto de inflexión en la obra de Daniel Clowes y es la que mejor define sus intereses e inquietudes, encerrándose en la aparente sencillez de su envoltorio un resumen de toda su obra anterior y, como hemos comprobado después, posterior. A través de la concatenación de diversas historias cortas protagonizadas por una variopinta galería de personajes que, como mínimo tienen en común la localización en la anodina Ice Haven del título, un lugar imaginario tan cotidiano cómo cualquier suburbio residencial en cualquier ciudad occidental,  Clowes hace un recorrido en torno a sus temas recurrentes centrados en la alienación e incomunicación de las sociedades contemporáneas y su propio posicionamiento autoral. De este modo, entre los múltiples personajes que aparecen bosquejados en el cómic el lector que conozca la obra del autor identificará a muchos de sus protagonistas  y  el enunciado de los temas e intereses desarrollados en profundidad en esas obras, tratándose en cierta forma “Ice Haven” de la reunión de todos ellos.

Clowes con parsimonia nos va guiando poco a poco a través de ese elenco coral de individuos inadaptados y extraños de diversa edad, sexo y condición a los que va presentando, desplegando progresivamente ante el lector sus interrelaciones para que este entienda la amplitud de sus pretensiones y contenidos al tiempo que incorpora una trama de suspense en torno a un niño desaparecido que da hilazón al conjunto. Sin embargo, ese es solo uno de los muchos intereses de Clowes en la obra, ya que realmente a través del diálogo continuo de unos personajes que rompen constantemente la cuarta pared, comprobamos cómo en todas sus tramas son elementos comunes la aprobación y la reafirmación de la identidad propia frente a la incomprensión ajena y la necesidad de comunicación, aprovechando el protagonismo que el autor les da en cada una de sus historias. De este modo, y de la adicción de los diversos relatos, Clowes  construye un alegato en torno a la incomunicación en las sociedades modernas, pero al mismo tiempo que, cómo avisa por boca de uno de sus personajes crítico en cómic, una radiografía de su personalidad, intereses y obsesiones que no hay que tomar necesariamente al pie de la letra.

El experimento de Clowes no es nuevo y ya lo habíamos visto planteado en películas como “Vidas Cruzadas” o “Happyness” y cómics como “Palomar”. Sin embargo, Clowes es mucho más ambicioso en sus intenciones, no limitándose a contar una historia global de un espacio geográfico  a partir del entrelazamiento de las paralelas de sus protagonistas sino que por boca de uno de sus personajes reflexiona en torno a su propio medio de expresión.

Aparte de sus sobresalientes recursos narrativos y originalidad,  en “Ice Haven Clowes actualiza referentes clásicos como Steve Ditko, los cómics de E.C. o las tiras de prensa para abrir la puerta al patio que se encierra en su subconsciente evocando influencias que van desde Schultz a Htichcock o Toole.

La obra anterior y posterior de Clowes amplía el complejo entramado de obsesiones expuesto en este cómic, constityendo la piedra rosetta a partir de la cuál intentar comprender a uno de los autores contemporáneos más enigmáticos e inteligentes del panórama mundial.

miércoles, 23 de enero de 2013

Gallardo y Mediavilla de Movida o de Paraíso a Tapones Visente.





En aquellos tiempos de la Movida ochentena los intercambios y homenajes entre distintas disciplinas estaban al orden del día como ya comentamos hace poco  por aquí. De este modo, no era extraño que un grupo ecléctico, explosivo y marginal como el Paraíso  de Fernando Márquez “El Zurdo” dedicara en 1980 una canción a un personaje de cómic como  el emblemático Makoki, obra de Gallardo y Mediavilla, nacido en 1977 y santo y seña del cómic underground patrio.

En 1983, con el efímero Paraíso ya disuelto y sus miembros dispersos en otras formaciones, Gallardo y Mediavilla se encargaron de la portada del disco “Paraíso” en el que se recogía la canción de cabecera y tres más que el grupo había grabado para participar en el programa televisivo Popgrama.

Así sonaba en la tele el Makoki de Paraíso:


No fue este el único escarceo de los autores de "Makoki" en el panorama musical de la llamada Movida pues también se encargaron en 1984 de la portada de “HawHaw” en 1984, el único disco de Tapones Visente, fugaz formación punk fundada por Luis Rodríguez El Pulgar, también conocido como Pulgarcito y, por aquella época, Lou Kovalski.

Os dejo "Mamaita", la libre versión que el grupo realizó del "Holidays in the sun", de los Sex Pistols:

martes, 22 de enero de 2013

“El invierno del mundo”, de Ken Follett.




Continua el prolífico Ken Follett con su repaso a la Historia del Siglo XX iniciado con La Caída de los Gigantes”, la primera novela de la serie “The Century”, de la que ya escribí por aquí, en la que embarca a sus personajes de lleno en la vorágine de la ascensión de los nazis al poder y la II Guerra Mundial.

Una nueva generación de las cinco familias que ya protagonizaran “La Caída de los Gigantes” toma el relevo de sus mayores para ser protagonistas y testigos desde los diversos bandos los cambios producidos en el mundo occidental desde el inicio de la década de los treinta hasta los inicios de la Guerra Fría, viviendo el alzamiento del nazismo y la II Guerra Mundial, la Guerra Fría y el inicio de la Carrera Armamentística entre los dos bandos.

Tengo que reconocer que esta segunda entrega de “The Century” me ha gustado algo más que la primera debido en buena parte al marco histórico incomparable que ya había demostrado conocer el escritor galés tan bien en sus novelas de espionaje aun cuando evidentemente sus protagonistas acusen la rigidez artificiosa y estereotipada de los personajes inmaculados y sus sencillas tramas resulten predecibles y escasamente originales. A pesar de ello, hay que reconocer el mérito de Follett de volver a conseguir mantener el interés a lo largo de sus casi mil páginas en las diferentes tramas familiares que desarrolla entremezcladas con los acontecimientos históricos universales haciendo estos accesibles y atractivos  a un público muy amplio y variopinto para el que está pensado hasta el último detalle de la novela.

A pesar de ello, resulta un poco amargo la ausencia de un posicionamiento más crítico en torno a los hechos narrados por parte de un autor que ha intentado obviar cualquier tipo de posicionamiento ideológico propio en sus personajes manteniendo una rígida neutralidad sobre los hechos presentados lo que acaba restando aun más credibilidad a las tramas ideadas protagonizadas por unos personajes idealistas e idealizados que se sitúan por encima del común de los mortales.

A pesar que me ha gustado más que la anterior,  me temo que “El invierno del mundo” confirma mi sospecha inicial que “The Century” está más cerca de convertirse en la versión literaria de  Cuéntame” que en unos nuevos “Episodios Nacionales”. Debe ser consecuencia del signo de los tiempos.

lunes, 21 de enero de 2013

“The League of Extraordinary Gentlemen Century: 2009”, de Alan Moore y Kevin O’Neill.


Planeta acaba de publicar la nueva entrega de  La Liga de los Caballeros Extraordinarios” de los señores Moore y O’Neill ambientada en el año 2009 con la que se completa la trilogía “Century”, de la que ya comentamos aquí y aquí.

Tras su fracaso en intentar frustrar los planes de Oliver Haddo en1969, los miembros sobrevivientes de la Liga de los Extraordinarios Caballeros se han separado y abandonado su misión. En el oscuro y deprimente 2009, Alan Quatermain malvive en la indigencia, Mina Harker lleva cuatro décadas ingresada en un manicomio y Orlando mata el tiempo y a quién se tercie combatiendo de guerra en guerra. Sin embargo, cuando Prospero vuelve a ponerse en contacto con Orlando para que retomen su misión, este iniciará la búsqueda de sus compañeros para su enfrentamiento final con el Anticristo.

Incluso en sus obras menores, Moore es un autor por encima de la media y en un tebeo  decepcionante como ha resultado ser este último acto de “Century” incorpora elementos accesorios curiosos que lo disculparán a ojos de sus innumerables seguidores aunque difícilmente se podrá cerrar los ojos a un autor que abusa de la autoreferencia hasta el punto de caer en la parodía.

Moore construye “Century: 2009” a partir de una trama en exceso simple y predecible que se enriquece, como los dos primeros actos de “Century” y los anteriores volúmenes de "La Liga de los Caballeros Extraordinarios", de los guiños y referencias que el hermético Moore va incorporando para otorgarle algo de sustancia aunque al contrario que las anteriores entregas esta carezca de la ilusión de una continuación  que nos sorprenda y nos enfrenta con la constatación de un tebeo estructural y argumentalmente alejado del talento que el guionista ha demostrado en tantas obras anteriores.

Por tanto, “Century: 2009 es un desenlace decepcionante para las expectativas generadas en el que Moore presenta una visión decadente de un 2009 oscuro y desesperanzado en el que el mundo se encuentra inmerso en continuas guerras y una crisis económica y de valores permanente en el que la creatividad ha tocado fondo y para el que no propone soluciones constructivas ni alternativas. Resulta sintomático de esa crisis cultural, y habla bien de la fina ironía de Moore, que se cebe con los insulsos mundos mágicos de J.K. Rowlings y sus harripotteres que los autores disfrutan masacrando en una  metáfora en torno a la cada vez más frecuente violencia en las aulas que es de lo mejorcito del tebeo y, sin embargo, trate con una mayor benevolencia tanto al trío protagonista como a los más velados referentes que aparecen como personajes secundarios otorgándose una posición moral predominante y algo perdonavidas con la que Moore parece sentirse tan agusto.

Mucho más interesante que lo que nos cuenta Moore es lo que sugiere con sus habituales referencias metaficcionales poniendo en boca de sus personajes sus particulares obsesiones recurrentes en sus obras. De este modo, los cariacontencidos protagonistas se preocupan y preguntan en torno a las causas de la crisis de este nuevo milenio y sus manifestaciones culturales, las metarelaciones entre ambas  y sus causas al tiempo que Moore les otorga a los personajes consciencia de su propio condición ficcional y la fatalidad de su destino heroico en un curioso y fallido duetto operístico en el que interpretan algunas de las piezas de ·”La ópera de los tres centavos” de Bretch que en parte parece ser ha inspirado toda la trilogía.
 
En el aspecto gráfico, ya sabéis que  Kevin O’Neill es una de mis debilidades y realiza, en mi opinión, un gran trabajo volviendo a sorprender con su habilidad para recrear un Londres triste, distópico y decadente por el que transitan los personajes y que se convierte en un reflejo negativo y oscuro del luminoso y esperanzador que nos mostró en “1969 la anterior entrega de la serie incorporando, como es de recibo, múltiples referencias a la cultura popular para que pesquen –pesquemos- los aficionados a esos juegos .

En definitiva, “Century: 2009” supone un triste final para el último volumen de La Liga de los Extraordinarios Caballeros”, aun cuando los más fieles seguidores del barbudo de Northamptom disfrutemos de su erudición y espíritu crítico aun cuando  vengan envueltos en una fórmula tan desgastada y artificiosa.

viernes, 18 de enero de 2013

“Atmósfera Cero”, de Jim Steranko.




Pocos autores ha habido en el mainstream norteamericano que con un bagaje tan corto hayan tenido un impacto tan duradero y profundo cómo  Jim Steranko. Por ese motivo, resulta especialmente sangrante el empecinamiento con que algunas editoriales reeditan una y otra vez las mismas obras dejando otras, en mi opinión más importantes, permanentemente en el olvido. Es el caso, por ejemplo, de “Atmósfera Cero” .la adaptación al cómic que realizase Steranko en 1982 de la película homónima de Peter Hyams que vino a actualizar el clásico “Solo ante el peligro” en clave de ciencia ficción y  fuese publicada por primera vez seriada en la revista “Heavy Metal” y en España en un álbum unitario en la ya añeja edición de Eurocómics.  

El argumento supongo que es conocido por todos. Un policía es enviado a una aislada colonia minera de la luna de Júpiter Io donde se están produciendo extrañas muertes como consecuencia de la introducción de una droga que aumenta la producción de los mineros pero les causa delirios y la muerte. El policía (Sean Connery en la peli en una de sus mejores interpretaciones) está decidido a llegar al fondo de la investigación lo que provoca el rechazo de todos los que le rodean y acabará enfrentándose en solitario con unos asesinos enviados a acabar con él.

A diferencia de otras adaptaciones contemporáneas, Steranko no se limitó a hacer una adaptación literal de la película tirando de oficio sino que se implicó en la obra para dejar su impronta de calidad característica y adaptar realmente el argumento de la película a las posibilidades narrativas del lenguaje del cómic y no caer en el error habitual  en estos casos por aquella época de tratar de reproducir los ritmos del lenguaje eminentemente visual del cine a un medio necesariamente más pausado como es el cómic. 

Steranko, gran conocedor de ambos medios, realiza una adaptación magistral en la que tan importante es la importancia de la imagen a partir de la splash page doble que sirve de decorado como la secuencialización de la acción con viñetas más pequeñas o cuadros de texto  complementando el espectacular panel central y que permiten que la historia avance a partir del impacto visual inicial, incorporando antes que nadie, salvo un tal Bernard Krigstein, nociones de diseño al desarrollo de la historia que le permitieron introducir abundantes cartelas y diálogos sin que afectase al desarrollo gráfico de la narración.

Por otro lado, Steranko obvió cualquier tipo de acomodamiento gráfico optando siempre por las soluciones gráficas más innovadoras y espectaculares con profusión de escorzos y perspectivas arriesgadas llamadas a mantener la atención del lector al tiempo que da una especial importancia a la profundidad de campo para dotar de mayor profundidad a las viñetas y el cuidadoso tratamiento del color se convertía en un elemento primordial para guiar al lector y resaltar aquellos elementos visuales que el autor consideraba oportunos en cada composición

Atmósfera Cero” es uno de los grandes trabajos de Steranko y constituyó en su momento una revolución en la que se adelantó a su tiempo al dar una importancia trascendental al diseño de página a la hora de construir la narración cómo no se había visto desde los tiempos de Krigstein e innovó en la narración con una serie de recursos gráficos que pronto encontraron continuadores de la talla de Frank Miller o Howard Chaykiin en su momento al  últimamente tan ensalzado David Aja. Clama al cielo que una obra de este calibre no haya sido reeditada y lleve tantas décadas olvidada por los editores que no por los aficionados.