viernes, 21 de diciembre de 2012

“Basura” de Juan Giménez y Carlos Trillo.



En estos días en que medio mundo se ha distraido elucubrando sobre pueriles fantasías en torno al fin del mundo mientras el otro medio se preocupa únicamente de cómo cuadrar sus cuentas para poder sobrevivir al fin de año, no resulta de más volver la vista a los clásicos y releer cómics de enjundia como “Basura” de los  argentinos Carlos Trillo (guión) y Juan Giménez (dibujo), en el que serializado desde las páginas de la revista “Zona 84”, primero, y recopilado en álbum por Toutain después mostraron con cruda eficacia bajo la forma de distopía futurista las muchas miserias de la naturaleza humana.
 
En un futuro lejano –no sabemos cuanto- la mayor parte del mundo se ha convertido en un enorme vertedero en el que intentan sobrevivir los escasos supervivientes siendo su atmósfera casi irrespirable. Algunos grupos han caído en el supersticioso primitivismo animista sobreviviendo de la búsqueda diaria entre los restos que paulatinamente se vierten mientras otros algo más afortunados se hacinan en una fortaleza a la espera que se cumpla una antigua profecía mesiánica sobre la que han fundado sus esperanzas. Ignorados por ambas sociedades existe una oligarquía civilizada y tecnológica que vive aislada manteniendo el statu quo sobre las ruinas de la Tierra y generando nuevas cantidades de basura. Cuando uno de esos privilegiados es expulsado del paraíso se encadenan una serie de casualidades y mezquindades que llevarán a los desfavorecidos del mundo a intentar asaltar las puertas del cielo.

“Basura” es una obra maestra de la Ciencia Ficción en cómic que, si no ha obtenido mayor reconocimiento, ha sido consecuencia directa de su falta de reediciones desde su última publicación a finales de los noventa. En esta obra ese guionista todoterreno, efectivo y humanista, como fue el añorado Carlos Trillo firmó uno de sus más redondos y certeros guiones con una historia que, a diferencia de otras más libres y personales aportaciones al género como es el caso de “El Peregrino de lasEstrellas”,  se ciñe perfectamente a las convenciones de la Ciencia Ficción distópica y catastrofista inspirada libremente en obras maestras del género como “¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!”, “Blade Runner” o “Mad Max” y coqueteando con la, por aquella época, ya boyante corriente Cyberpunk.

En apenas cincuenta memorables páginas, Trillo construye una exquisita fabulación en que refleja con precisión las miserias de la naturaleza humana fácilmente manipulable a los mesianismos y las crisis totalitarias bajo la siempre efectiva envoltura de género. Trillo describe con precisión las peculiaridades y complejidades de los distintos grupos que malviven en el vertedero en el que el planeta se ha convertido estableciendo minuciosamente todos los elementos para que la historia alcance su clímax final y que la revolución de los desfavorecidos finalmente acabe triunfando y mostrando la sutileza de su denuncia en un final abierto tan efectivo como canto al sol a la esperanza o como descarnada sentencia fatalista en clave spengleriana.

Si el guión de por sí es redondo se retroalimenta y refuerza magníficamente por el espectacular trabajo que un motivado Juan Giménez realizó reflejando primorosamente la decadencia del mundo moribundo en el que se desarrolla la historia. Giménez es un especialista en el género de la Ciencia Ficción y en esta obra demostró su madurez asumiendo y cumpliendo con el reto planteado por Trillo para insuflar credibilidad a la historia, ciñéndose en las pocas páginas de las que dispone para recrear con originalidad, precisión y detalle toda la aplastante riqueza de las sociedades descritas (inspirado en parte en los trabajos de los grandes de "Metal Hurlant" - los Moebius, Caza, Bilal, Druillet...- y, por extensión, la imaginería de las peículas de CFde Ridley Scott, todo hay que decirlo) y de la ambientación del mundo apocalíptico planteado –del que los creativos de “Wall-E” sin duda tomaron buena nota-  sentando unas bases para dejar luego a la imaginación de cada lector la continuación de las muchas historias que su rica visión sugiere. “Basura” es el germen de buena parte de su reconocida obra posterior incluida la tan aclamada “La Casta de los Metabarones” y es una pena que no sea más (re)conocida.

Precisamente,  se ha achacado como defecto a “Basura” que su inicial serialización y reducida extensión conlleva la deficiente caracterización de los personajes protagonistas y el escaso desarrollo de los variados y ricos elementos presentados por Trillo. No estoy para nada de acuerdo. Seguro que los elementos planteados habrían dado para una serie de álbumes pero el equipo formado por Trillo y Giménez  saca todo el partido de los medios que disponen para construir una historia ambiciosa y completa que invita a la reflexión del lector explotando el carácter arquetípico de sus protagonistas y su naturaleza de obra de género para enriquecer sus interpretaciones probablemente mucho más allá incluso que la propia intención de sus autores y que, con una mayor extensión, se desvirtuaría.

Si el mundo no se ha acabado mañana y estáis leyendo esto, buscad este tebeo y dadle una oportunidad a una obra que mereciendo una exquisita adaptación cinematográfica no dispone ni siquiera de una reedición digna a estas alturas de la fiesta. Y es que quizás sí que el mundo debería acabarse si seguimos dejando que obras como esta acaben en el olvido de la basura.