martes, 18 de diciembre de 2012

“Azul y pálido” de Pablo Ríos.






Pablo Ríos –alías internetero, Tebeobien- debuta como autor de cómic por la puerta grande con la publicación de “Azul y Pálido” en una cuidada edición de Entrecomics Cómics. Ríos nos sorprende con un cómic que no es una historia de ficción en sí sino un acercamiento respetuoso al mundo de la Ufología y, más concretamente, al de los avistamientos y las abducciones, presentando como si de un documental se tratase los testimonios de los protagonistas.

De este modo, “Azul y Pálido” recoge el testimonio en primera persona de algunos de los más famosos casos de abducidos de la historia de la Ufología, casos como los de UMMO, Schneider, Sixto Paz, Billy Meier, los Hill o Giorgio DonGiovanni sobre los que han corrido y corren ríos de tinta en las revistas del ramo y han monopolizado programas y más programas televisivos desde los del respetado Fernando Jiménez del Oso hasta los del efectista Iker Jiménez.

Parece ser que Pablo Ríos ha sentido –y, en su caso, continua sintiendo-  como todos los que fuimos chavales en los ochenta ese gusanillo por saber qué se esconde en esos mundos ignotos del espacio exterior que Carl Sagan sembrara en nuestras influenciables mentes al presentarnos con su apocalíptica voz  -bueno, la voz del excelente doblador José María del Río- sus documentales sobre el cosmos  y ha querido acercarse al tema en su primera obra  si no desde la premisa científica de los documentales de Sagan desde lo aprensible y concreto del periodismo documental reconstruyendo el testimonio de aquellos que dicen que han contactado con extraterrestres para acabar planteando sutilmente las mismas cuestiones filosóficas que su admirado Sagan. Para que su falso documental tenga visos de credibilidad Ríos se ha documentado profusamente para presentar los casos y las entrevistas por boca de sus protagonistas en lo que no deja de ser un original esfuerzo para ampliar las fronteras del cómic hacia un género poco explorado como es el del reportaje en profundidad en la estela –salvando las distancias al no tratarse (creo) de testimonios de primera mano- de un Joe Sacco.

 A pesar de ello, destaca en la seriedad con la que el autor se ha tomado su obra y el respeto con que presenta los diversos testimonios, manteniendo la asepsia en la presentación de las experiencias relatadas más allá de lo sobrecogedoras o disparatadas que estas sean dejando que cada lector saque sus propias conclusiones en función de los datos explicados. Lo que sí es cierto que más allá de la credibilidad que se quiera otorgar a los testimonios las historias seleccionadas por Ríos para su cómic acaban ofreciendo un interesante fresco de la riqueza de la personalidad humana, mostrando la variedad de reacciones de los abducidos tras su experiencia, un conjunto plural y variopinto que acaba reflejando a los visionarios, locos, elegidos, listos, bienintencionados y hasta enamorados que, en conclusión, más allá de otorgar respuestas a alguna incógnita de las muchas singularidades y aristas del tema que trata no deja de plantear, como hacía Sagan en sus documentales, nuevas preguntas sobre la condición humana.

En su primer cómic, Pablo Ríos se muestra como un autor solvente y a la última en cuanto a las corrientes  y modas del cómic norteamericano y patrio mimetizando recursos gráficos que se pueden rastrear en las obras de los Clowes, Seth, Ware, etc, para sacar el máximo  partido a la sobria composición de página de nueve viñetas en la que está elaborado la mayor parte del cómic haciendo que el texto escrito a veces complemente y a veces se contraponga con las imágenes para ampliar la información otorgada al lector y apostar toda la sutileza de la obra a la variedad y riqueza de sus muchas metáforas. Su estilo feista y minimalista es adecuado para mantener el distanciamiento en la presentación de la historia pero, sin embargo, en ocasiones ese distanciamiento resulta exagerado y evita que el lector poco interesado por el tema tratado se enganche a la historia.

Quizás el excesivo comedimiento y neutralidad que pretende Ríos acaba derivando en rigidez formal  necesaria quizás para mantener la ilusión de distanciamiento respecto a los temas tratados o se deba más bien a la rigidez propia del neófito pero el cómic gana en aquellos capítulos en los que Ríos se suelta el pelo y otorga un mayor dinamismo a la narración ampliando el abanico de las soluciones formales y de sus referentes gráficos a tipos tan cósmicos como Jack Kirby.

Azul y Pálido” es una obra interesante, especialmente para todos aquellos interesados por el tema de la ufología o simplemente por la diversidad de los humanos y sus reacciones, y la carta de presentación de un autor con cosas interesantes que contar del que espero lo mejor esté por llegar. Habrá que estar atentos.