jueves, 13 de septiembre de 2012

“Batman El Caballero Oscuro: A través del espejo”, de Bruce Jones y Sam Kieth.




ECC ha hecho los deberes y se ha dado prisa en publicar esta inclasificable aventura de Batman recientemente aparecida en Estados Unidos que entrea por los ojos al venir firmada por un equipo de relumbrón. Nada menos que el guionista Bruce Jones, archiconocido por sus soberbios cómics de terror en los setenta o su etapa en “Hulk”, y el talentoso e inimitable Sam Kieth, coautor de obras de culto como “Epicurus, El Sabio” o “The Maxx”.

Tras participar en una fiesta junto a un grupo de concejales del Ayuntamiento en casa de la juez Hart, Bruce Wayne empieza a aparecérsele conejos blancos que llegan tarde  y a Celia, una antigua amiga de su niñez a la que creía muerta.  Guiado por Celia/Alciia, un confundido Batman se verá arrastrado a un peculiar y alucinado País de las Maravillas  por el que deambulará intentando descubrir quién está asesinando a los concejales que acudieron a la fiesta mientras Robin y Alfred intentan rescatarle. Sin embargo, todo se complica aun más cuando el Sombrerero Loco y una de sus “protegidas”  se entrecruzan en la historia.

Los nombres de Bruce Jones y Sam Kieth son sinónimo de calidad y en "A través del espejo" no decepcionan con una delirante historia de enajenación y locura que seguramente hará a Tim Burton replantearse retomar al personaje cinematográficamente. Jones crea una trama efectiva para el lucimiento de Kieth y el genial artista la lleva a su máxima expresión dejando constancia de que, a pesar que sus excesos gráficos  en ocasiones provoquen algún que otro patinazo narrativo, la variedad y ductilidad de sus registros  lo convierten en uno de los dibujantes más personales, originales y arriesgados que siguen trabajando para la industria superheroica y convierte  tebeos en principio convecionales como este en todo un soplo de libertad creativa.

El estilo caricaturesco de Kieth se ajusta como anillo al dedo a esta historia alucinógena en la que Batman percibe la realidad alterada durante su mayor parte y aunque en ocasiones se eche a faltar algo de pausa para poder aclarar ciertos puntos de la trama al final el viaje es lo que  hace que valga la pena gracias a las constantes sorpresas visuales a las que Kieth nos tiene bien acostumbrados. Y es que al fin y al cabo lo que cuenta es el viaje, amiguitos.