jueves, 7 de junio de 2012

“Miedo Encarnado”, de Matt Fraction, Stuart Immonen y otros.



Más largo que un parto se me ha hecho seguir el penúltimo megaevento marvelita publicado por Panini en siete números más un prólogo a modo de número cero, "Fear itself" o“Miedo Encarnado”. Una saga  que supone el relevo de Brian Michael Bendis, encargado habitual en estos menesteres en los últimos años, que le cece los trastos a un Matt Fraction decepcionante. Y es que “Miedo Encarnado” me ha parecido de lo peorcito que he leído en mucho tiempo dentro del género de superhéroes y Fraction –casi- ha logrado el imposible de añorar a Bendis.




Por si hay algún despistado, diremos que “Miedo Encarnado” nos cuenta como el hermano mayor de Odín es liberado de su prisión eterna haciendo que el padre de los dioses nórdicos obligue a los asgardianos a retirarse  y  dejando a los terrestres abandonados a su suerte. Skagi, el hermano de Odín, cuenta con una serie de servidores a los que ha surtido de armas místicas para provocar el miedo y la destrucción de las que se nutre. Abandonados ante la destrucción, los superhéroes harán frente a la amenaza contando como único aliado asgardiano con Thor quién, según una antigua profecía, morirá peleando con Skagi.



Si en algún momento en los primeros números de la miniserie –sobre todo en el prólogo realizado por Brubaker- podía despertar algún interés  Fraction se encarga pronto de acabar con él mismo con un pobre planteamiento deslavazado y anticlimático que  provoca que la supuesta épica que ha de impregnar la historia resulte grandilocuente, hueca y aburrida. Y es que, aparte, en “Miedo Encarnado” no se puede encontrar ningún concepto que con mayor fortuna no haya sido ya desarrollado anteriormente por otros guionistas de La Casa de las Ideas limitándose Fraction a reiterarlo de una manera tan exagerada, esquemática y burda que raya en ocasiones el ridículo.

En el aspecto gráfico, a pesar de contar con un dibujante de la talla del canadiense Stuart Immonen, la cosa tampoco va mucho más allá. Immonen plasma algunas ilustraciones realmente espectaculares pero se olvida –o le obligan a olvidarse- que narrar en cómic es algo más que hacer un storyboard por muy bonito que sea su acabado y empobrece la narración hasta la simplicidad más pueril reducida la narración a una mera sucesión de viñetas deslavazadas e inconexas.



En fin, “Miedo Encarnado” es uno de los peores megaeventos superheroico que he leído en mi vida y sin duda el peor protagonizado por los superhéroes Marvel. Lo mejor es que deja abierta la puerta a la esperanza sobre los futuros porque peor difícilmente se podrá hacer.