miércoles, 2 de febrero de 2011

“Greek Street”, de Peter Milligan y Davide Gianfelice.

El británico Peter Milligan a pesar de su calidad nunca ha sido un autor que haya logrado el favor del público mayoritario. Basta con echar un ojo a su carrera para comprobar que está por una sólida obra alabada por los críticos pero que salvo por contadas excepciones nunca ha coincidido con un gran éxito de ventas… Quizás debido porque a Milligan no le interesa demasiado las ventas, el éxito ni escribir para un público mayoritario. Su última obra publicada por Planeta, “Greek Street”en un apañado tomo integral que recoge los dieciséis números de la colección –por error en la solapa figura que son catorce- antes de su cancelación por bajas ventas no viene sino a refrendar estas impresiones y además quizás señala un punto de inflexión dentro de lo que es el propio sello Vertigo.

En “Greek Street”, Milligan intenta transponer los mitos griegos a las abigarradas calles del Soho Londinense en una caótica mixtura en que lo viejo y lo moderno se confunden en tramas propias del género negro con tintes de terror que tan de moda están al tiempo que plantea con sagacidad como los estereotipados protagonistas de estas historias han venido a ocupar –junto a los superhéroes, añadiría yo- en la actualidad el lugar de los antiguos mitos en el cajón desastre de la cultura popular y el imaginario colectivo.

Orbitando alrededor de los clubes de streaptease de Greek Street se entrecruzan las historias de aristócratas eruditos en busca de marcha como Lord Melon con la de jóvenes confusos que intentan dar con la madre que los abandonó como Eddie o los amos de todos los negocios turbios de la zona que imponen su propia ley, los iracundos Fureys. Cuando la trastornada hija de Menon empieza a tener visiones de muerte que nadie cree, bailarinas asesinadas resucitan con sed de venganza y empiezan a aparecer por el barrio cadáveres mutilados con hojas en griego antiguo prendidas de las astillas de sus cajas torácicas puede que el atormentado detective Dedalus sea el único capaz de encontrar la clave del asunto.

Los tiempos están cambiando cantaba el bardo y quizás sea verdad para el sello Vertigo ya que si propuestas arriesgadas, originales e interesantes como “Greek Street” no tienen acomodo dentro del sello a favor de otras bastante más ñoñas pero con una mayor expectativa de ventas es para replantearse la existencia de un sello que ha perdido su identidad original a favor del mero beneficio económico.



Greek Street” no es un tebeo al uso sino que da una vuelta de tuerca a las tramas de género negro centradas en el lado equivocado de la ley a lo Jake Arnott incorporando una transposición caótica de la tragedia griega al escenario urbano que peca de un abuso en referencias “cultas” y clásicas que sitúan el listón bastante por encima de lo que es la media del pacato mainstream norteamericano sin escatimar tampoco la incómoda critica a temas sociales tan incómodos como la participación británica en Afganistán. En “Greek Street”, Milligan intenta demostrar que la esencia de las historias no ha cambiado desde la Antigüedad trasladando las temáticas de los mitos clásicos al mundo moderno a partir de la simbología asociada a sus personajes y referenciada con los principales personajes de la obra –Medea, Edipo, Agamenon, Casandra, Dédalo, las Furias o las sacerdotisas dionisiacas…- dando un ambicioso salto mortal más al intentar trasponer las formas del teatro griego al lenguaje gráfico incorporando personajes corales que comentan o adelantan los hechos de la trama principal.




Precisamente esa decisión provoca que haya ocasiones que Milligan se pasa de rosca respecto a la premisa inicial quizás sobrepasado por tanta ambición pero el tebeo no deja de tener en ningún momento un punto salvaje y caótico muy atractivo que junto a unos magníficos diálogos hacen olvidar lo embarullado en ocasiones de su desarrollo, consecuencia tanto de las limitaciones de Gianfelice como del planteamiento de Milligan. Con todo, siempre nos quedaremos con la duda sobre cuáles eran las intenciones finales de Milligan y cómo tenía pensado continuar desarrollando la serie ya que se vio obligado a cerrar las tramas de un modo abrupto tirando de ironía y humor en un nuevo guiño al teatro griego.

En el aspecto gráfico, el italiano Davide Gianfelice al que ya conocíamos de “Northlanders” sigue evolucionando en busca de un estilo propio dentro del dibujo expresionista, feísta y de trazo grueso que últimamente está tan de moda. Si en “NorthlandersGianfelice dejó buenas impresiones a pesar de mimetizarse con Ryan Kelly, en “Greek Street” hace lo propio con autores tan contrastados como Chaykin y Mignola aunque quizás la influencia más obvia sea la de Eduardo Risso. Con todo y a pesar de cierta confusión narrativa achacable al planteamiento de la obra y cierta repetición en el dibujo de las caras de algunos perosnajes no desmerece y creo que es un dibujante en evolución del que podemos esperar grandes cosas. Quienes hacen un gran trabajo son la colorista Patricia Mulvihill dando el contrapunto al universo sombrío y siniestro de “Greek Street” y los portadistas Jock y Kano que realizan una extraordinaria labor captando la esencia en cada número de lo pretendido por Milligan (portadas que por fortuna se incluyen en el volumen de Planeta).
En definitiva, “Greek Street” es el esbozo de lo que podría haber sido una gran serie que se ha quedado por el camino por los caprichos del público soberano llamada a ser un título de culto más a la larga lista que ya atesora Peter Milligan. Y van…