sábado, 22 de enero de 2011

“El Eternauta”, de H.G. Oesterheld y Francisco Solano López.


Aprovecho la aparición en España de una nueva y excelente edición de “El Eternauta” presentada por la editorial mexicana RM del a obra maestra de Francisco Solano López y H.G. Oesterheld para releerla con nuevos ojos gracias a esta nueva y completa edición que viene a unirse a la de Norma Editorial aparecida hace pocos años conmemorando su 50º aniversario. La nueva edición que recupera la obra tal y como fue publicada originalmente seriada en la revista “Hora Cero Semanal” entre los años 1957 y 1959, sin ningún tipo de retoque o remontaje, incluye desde el título original junto a los resúmenes que se publicaban de una semana a otra hasta los créditos de la revista y los curiosos anuncios publicitarios que aprovechaban los huecos de página. La edición se completa con abundante documentación extra que incluye ilustraciones de las portadas y cuidados artículos de Juan Sasturiain y Mariano Chinelli junto auna curiosa portada troquelada de Jorge Alderete que a mí personalmente me gusta, siendo quizás el único pero que se le pueda poner la calidad del papel. Pero, más allá de estos detalles y la edición elegida, “El Eternauta” es una de esas raras obras de obligada lectura que no debe faltar en la tebeóteca de ningún aficionado al cómic.
En “El Eternauta”, Oesterheld se introduce  a sí mismo en la historia como oyente de las andanzas de Juan Salvo, un viajero espacio temporal quién se materializa en su estudio para advertirle sobre una próxima invasión alienígena. Separado de su familia, la pacífica vida burguesa de Juan Salvo se ve interrumpida bruscamente y Juan pasa la mayor parte de la historia intentando sobrevivir y reunirse con su mujer e hija al tiempo que es testigo de distintos actos de heroísmo y resistencia a través de un Buenos Aires convertido en campo de batalla contra los aparentemente invencibles invasores conocidos como Los Ellos.
Ese es un somero resumen a grandes rasgos de “El Eternauta” original que quizás podría hacer pensar al lector que no tenga ninguna referencia de la obra que estamos ante una convencional historia de ciencia ficción de los cincuenta tributaria del imaginario de H.G. Wells incapaz de sorprenderle….Se equivocaría de cabo a rabo. El original planteamiento metalingüístico de Oesterheld no ha sido superado hoy en día y la aparente sencillez de su desarrollo enmarcada en una elegante elipsis es tan rica en interpretaciones y claves que no voy a ser yo el que intente ahora desentrañarlas ahora más allá de adelantar que sobre todas sobrevuela el espíritu humanista de Oesterheld que en medio de las peores circunstancias destaca valores comol la solidaridad del hombre anónimo frente a los dones extraordinarios –e imposibles- del (super)héroe solitario.
En el aspecto gráfico, Francisco Solano López se muestra como un excelente dibujante, especialmente dotado para el retrato cualidad que aprovecha astutamente para reflejar a través de las expresiones de la galería de personajes que pueblan la obra -en muchas ocasiones en primeros planos sobre fondos oscuros o directamente prescindiendo del fondo- la desesperación de los humanos frente a los alienígenas e ir desarrollando la historia al tiempo que en otros casos aprovecha hábilmente el espacio en cada viñeta para ir localizando una historia que en buena parte se desarrolla en lugares característicos de la ciudad de Buenos Aires sin que en ningún caso estas parezcan sobrecargadas.
En definitiva, leer por vez primera “El Eternauta” es toda una revelación de las capacidades del cómic a través de una de sus obras más ricas y logradas que mantiene a pesar de los años todo su vigor e interés como solo los clásicos pueden hacerlo. Obra Maestra.