martes, 9 de noviembre de 2010

“The House of Mistery: Alex Toth”


Alex Toth siempre me ha parecido que es como El Greco de los Cómics. Un dibujante excepcional, sin duda, con un elemento pertubador que logra que sus viñetas (como los cuadros de Doménikos Theotokopoulos) se graben a fuego en la memoria del lector más allá del género en que se adscriban sus historias (terror, romántico, superheroico, aventuras…). Como El Greco, Toth fue un culo de mal asiento que erró por distintas editoriales y agencias dejando una obra tan brillante como dispersa…Y como El Greco, Toth fue quizás más reconocido por sus colegas autores que por los aficionados siendo su inmensa influencia rastreable en un abanico de dibujantes que hoy en día consideramos tan imprescindibles como Gene Colan, Jordi Bérnet, José Múñoz y un largo etcétera. Un dibujante mayúsculo por su insultante dominio de prácticamente todos los aspectos que pueden pedírsele a un dibujante de historietas –composición de página, sombreado, narración, perspectiva, uso de la onomatopeya, conocimiento anatómico…- pero que a pesar de su maestría resulta si acaso poco menos que una mera referencia a pie de página para los nuevos aficionados. Por ese motivo, la edición por parte de Planeta de un tomo que reúne las historias de terror que realizó para DC en “The House of Mistery” a un precio bastante asequible no deja de ser una buena noticia a pesar que la reproducción de las mimas no sea todo lo buena que pudiera esperarse.


Las historias de terror que reúne el tomo guionizadas por el mismo Toth o por autores tan competentes como Jack Oleck o Robert Kanigher sorprenden por su originalidad y frescura gracias al enfoque sorprendente que Toth da a cada una de las historias que, en los lápices de autores menos competentes, resultarían bastante tópicas (historias de monstruos interdimensionales, alienígenas, suplantaciones de identidad y equívocos fatales). Pero, además, este tomo permite apreciar la evolución del autor en un período de quince años hacia una economía gráfica y una expresividad mayores sin abandonar por ello las inteligentes onomatopeyas o los escorzos característicos que encajan perfectamente con la temática de unas historias que deriva de un terror un tanto pueril propio del cine de serie B de la época a historias en las que el aspecto psicológico y la caracterización de los personajes resulta más profunda, convirtiéndose en la base de las historias.


En definitiva, a pesar de la discreta reproducción (por desgracia nota característica en la serie) este tomo dedicado a un autor como Alex Toth se me antoja una compra imprescindible para cualquiera que quiera disfrutar de un autor mayúsculo capaz de elevar a un listón superior unas historias que, de otro modo, resultarían bastante prescindibles. Y es que tratándose de Alex Toth no es tan importante el qué cuenta sino el cómo lo cuenta. Si tuviera que comprarme un único tebeo este mes probablemente sería este.


Más “The House of Mistery” en El lector impaciente:


Bernie Wrightson.


Neal Adams.