jueves, 16 de septiembre de 2010

“Anatomía de un instante”, de Javier Cercas.

Llevo muchos días dándole vueltas a como plantear esta entrada dedicada al último libro de “Anatomía de un instante” que leí A.V. (Antes de las Vacaciones, o sea, hace demasiado tiempo).

De entrada lo básico, es un libro que me ha gustado –mucho, además, y creo que ya es una de mis lecturas del año- porque desde el deslumbramiento que supuso para mí “Soldados de Salamina” soy un fiel seguidor de Cercas y me encanta perderme en su literatura sólo en apariencia sincera sobre la que deconstruye el artificio de sus novelas. Sin embargo, e intentando hilar más allá de mi subjetivo gusto que poco dirá a la mayoría de los que lean esto, es un libro que me desconcierta por la dificultad de clasificarlo no ya sólo como obra literaria - ¿Es una novela? ¿Es un ensayo? ¿Es un reportaje periodístico?...- sino para englobarlo simplemente como obra realista o de ficción.

Cercas es consciente de esas primeras trampas y el mismo avisa en el prólogo de la obra de sus propias preocupaciones y dificultades a la hora de escribir un libro que nació como novela en su mente para ir convirtiéndose en un análisis no sólo de los hechos a través de las famosas imágenes de Tejero con el pistolón en el Congreso que la mayoría de los que vivíamos por aquella época hemos asumido como recuerdos personales (y que el escritor se encarga de desmontar) sino también de las personas que los protagonizaron y el contexto que los precipitó. Cercas se acerca a los hechos, a sus antecedentes y sus consecuencias con el puntillismo del investigador que ha hecho bien su trabajo realizando un brillante estudio de documentación en la literatura sobre el golpe y en sus entrevistas con algunos de sus protagonistas pero, además, en su brillante disertación no obvia entablar un diálogo abierto con el lector para explicar no sólo los problemas con qué se ha encontrado a la hora de escribir el libro sino también sus propias y subjetivas conclusiones con lo que a partir de ese punto “Anatomía de un instante” la investigación entra en el pantanoso terreno de lo "posible" -o sea la ficción-, permitiendo a Cercas exponer sus deducciones alejadas de las líneas oficialistas para rellenar los puntos nunca aclarados respecto al golpe sin temor a consecuencias. De este modo, de la mezcla de realidad y ficción el escritor construye una obra inclasificable que le permite permanecer a salvo a los posibles ataques que le pudieran llegar por parte de aquellos que no estén de acuerdo con sus conclusiones en las que no se priva de plantear interrogantes sobre el papel contemporizador del rey y la implicación de los servicios secretos, al tiempo que ofrece una exposición aparentemente rigurosa de los hechos y su contexto histórico.

Cercas es un tahúr que va siempre varios pasos de sus lectores, desarmando sus objeciones antes que se produzcan y dirigiendo sutilmente la crítica en una obra en que el escritor es capaz de ir desmenuzando los hechos a través de una narración elíptica y redundante que ya conocíamos de anteriores obras pero que en “Anatomía de un instante” afina hasta un extremo que llega a ser obsesivo para ofrecer una reconstrucción original y diferente cercana únicamente en literatura a precedentes como “A sangre fría” de Truman Capote y en cine a “F of fake”, de Orson Welles.

Si, a pesar de todo, al final de su brillante deconstrucción del instante que pudo cambiar un país uno todavía desconfía de su rigurosidad o sinceridad, Cercas guarda un último cartucho para ganarse al lector apelando al intimismo introspectivo para mostrar “Anatomía de un instante” como homenaje la figura paterna aumentando la confusión respecto a la clasificación de una obra que más allá de su rareza o el interés que despierten los hechos que desmenuza se muestra como un estupendo documento literario enormemente rico, escrito por alguien que maneja los resortes de las estructuras narrativas con la habilidad de un maestro.

En definitiva, “Anatomía de un instante” es un libro apasionante no sólo como acercamiento a unos hechos históricos que todos los españoles deberíamos tener presentes sino como una obra literaria que abre nuevas vías de mestizaje a los géneros tradicionales. De lo mejor del año.

Claude Chabrol (1913-2010)

A vueltas con unas cosas y otras casi se me pasa la pérdida de otro grande del cine: el francés Claude Carbol, un miembro de la Nouvelle Vague que fue un maestro en la creación de atmósferas y personajes. Aunque por momentos resultaba desesperante, sus películas siempre tienen un punto inquietante que impide que dejes de mirar.

¡ Qué lástima que ya no se hagan películas así!

D.E.P.

La Mujer Infiel” (1968)

“Las Ciervas” (1968)

El Carnicero” (1970)