miércoles, 18 de agosto de 2010

“Apocalipsis Z: Los Días Oscuros”, de Manel Loureiro.


El gallego Manel Loureiro sorprendió a propios y extraños (creo que él mismo fue el primer sorprendido) saltando de las páginas de su blog a la publicación por todo lo alto de “Apocalipsis Z” protagonizando por derecho propio en nuestro país el nuevo “boom” que ha puesto todo lo Zombi de moda. Tras “Apocalipsis Z” a Loureiro le tocaba demostrar con “Los Días Oscuros” que lo suyo no había sido un producto de la moda y que él y sus zombis habían venido para quedarse en la siempre ninguneada literatura de terror patria.

Los Días Oscuros” retoma las andanzas de los protagonistas de su anterior novela allá donde se quedaron con la variopinta partida de supervivientes encabezada por el entrañable picapleitos gallego llegando al último refugio de unas islas Canarias donde los escasos y divididos supervivientes intentan reorganizarse socialmente en un planeta invadido por los muertos vivientes. Tras un período de cuarentena, nuestros protagonistas se las prometen muy felices en Tenerife para descubrir que su sueño se va a poner en peligro cuando el nuevo gobierno los enrola en una misión que tiene como objeto volver a un Madrid atestado de muertos vivientes y recuperar del Hospital de La Paz un imprescindible alijo de medicamentos. Mientras unos intentan escapar de los zombis y recuperar las medicinas en la antigua capital, en Tenerife el resto de la familia desupervivientes ha de hacer frente a la brutalidad y maldad de un humano vivo que puede poner en peligro tanto sus vidas como el refugio seguro libre de muertos que es Tenerife.

Me ha gustado de esta segunda novela que Loureiro no ha caído en el error de intentar repetir la estructura más sencilla de su anterior novela y ha tenido la valentía, la ambición y la honradez para intentar ir más allá, proponiendo una estructura de tramas paralelas algo más compleja sin perder por el camino su estilo ágil y directo que le convierten en un autor idóneo para la literatura pulp. Con todo, no hay que olvidar estamos ante un autor en formación y se le nota cierta bisoñez a la hora de caer en la repetición de ciertos latiguillos reiterativos que acaban de resultar un tanto irritantes y en el planteamiento de unos personajes bastante planos y previsibles en sus comportamiento. A pesar de ello, Loureiro suple con habilidad unas carencias de las que parece ser consciente haciendo que el peso de la novela recaiga en el ritmo frenético de su desarrollo y en el imaginativo y adictivo planteamiento con que presenta la nueva sociedad española postapocalipis dispuesta a caer en los mismos errores del pasado que nos depara el malsano placer de descubrirnos como algunos políticos populares no sobrevivieron a la catástrofe.

Una novela con las que te lo pasas pipa de la primera a la última página.

Otras obras de Manel Loureiro en El lector impaciente:

Apocalipsis Z”.

Sobre leer cómics en público, una opinión…

Leo en un breve de La Cárcel de Papel que se prepara una nueva movida reivindicativa del tebeo consistente en que saquemos los tebeos/cómics a las calles el próximo día 28 de Agosto y nos dediquemos a leer en lugares públicos. Ampliando la noticia me han ganado por dos motivos: por la imagen de la Anita Pallenberg acunando ese ejemplar manoseado de “La isla negra” con insolente desparpajo que me ha conmovido en lo profundo y porque la fecha en cuestión es el aniversario del nacimiento de Kirby y eso de por sí hace el día destacable para cualquier aficionado.

Dicho esto, a mí como lector pertinaz de lo que se tercie en sitios públicos (transportes públicos, cafés públicos…) me llama la atención que haya que dedicar un día a esto ya que a uno casi le resulta tan natural como respirar lo de leer y no debería ser extraordinario, salvo, claro, porque se trata de tebeos y los tebeos como todos sabemos a estas alturas son lectura minoritaria y privada (aunque cada vez menos) porque siempre hay alguien que intuimos nos mira mal. No es así. Como buen lector habitual de sitios públicos, yo soy de los chismosos que siempre levanta un ojo para ver lo que lee el vecino y no me resulta raro ver cada vez más gente leyendo con naturalidad tebeos sin sentirse observados ni incómodos con lo que no creo que la cosa sea finalmente tan extraordinaria aunque sí todavía resulta minoritaria en países de Europa y seguramente Estados Unidos (en Japón, por ejemplo, casi todo el mundo va leyendo manga en el Metro, según cuentan, quizás porque tienen formatos populares y baratos que resultan cómodos de leer en sitios públicos) sea debida a otros motivos.

Seguramente, la razón por la que hoy en día la lectura de cómics es más privada que pública sea precisamente por la incomodidad de sacar los tebeos a la calle ya que se han convertido en un producto lujoso y caro que no estamos dispuestos a que sufran deterioro o se nos extravíen. ¿Quién va a ir con un tomazo absolute de “Silver Surfer” a trabajar en el metro, la edición redefinitiva tipo Biblia de “Predicador” o el integral de “Los pasajeros del Viento”? Pues casi nadie, porque corres el peligro de abrirte la muñeca o que te tomen por un mormón si eres de los desgraciados que tienes que trabajar encorbatado.

No, si se quiere promover que se lean cómics en público hay que apostar por formatos populares, baratos y desechables, que garanticen un buen rato de lectura durante un trayecto corto y cuyo transporte de un lado para otro no resulte engorroso, formatos como la grapa y los formatos tipo libro en los que se viene publicando el manga volverían a encontrar su hueco en el mercado. Quizás precisamente por ese motivo, porque hay una primacía de formatos populares, baratos y desechables sea Japón el paìs donde todo el mundo lee tebeos en sitios públicos y les debe resultar raro (caso que haya nipones al tanto de esta noticia) que los occidentales inventemos esta celebración.

Está bien reivindicar el cómic en general con cualquier evento pero habiendo ya Días de Cómics, Días del Orgullo Friqui, multitud de Salones y demás, creo que este día habría que dedicarlo mejor a reivindicar el Cómic Popular y el Cómic Barato de fácil acceso al lector ocasional más allá de los círculos de aficionados que nos las trae al pairo leer cómics en público o en privado…

Decidido, el día 28 me paso por una gran superficie de cuatro letras donde todos los días hay montones de gente leyendo cómics públicamente del modo más barato posible y sin complejos.

(Y, de paso,voy a ver si les convenzo para que reivindiquemos también a Anita que la pobre es una musa injustamente olvidada).