martes, 17 de agosto de 2010

“100%”, de Paul Pope.


Ya he comentado por aquí en más de una ocasión que Paul Pope es uno de los más grandes dibujantes del momento, un narrador espectacular capaz de absorber multitud de influencias al tiempo que ofrece un estilo personal, sólido y reconocible. Sin embargo, en los cómics que le había leído hasta ahora, y a pesar de haberme convencido a nivel gráfico siempre, había echado a faltar hasta ahora una gran historia que me convenciera igualmente de sus bondades como guionista (salvo quizás algunas historias cortas publicadas en “Solo”). Sin embargo, esa historia redonda de Pope que me dejara boquiabierto y con la que creo no voy a fallar nunca en la recomendación es “100%”, publicada recientemente por Planeta en un volumen bastante apañado dentro de la colección –o línea- “Vertigo Voices” y aunque es un tebeo que nos ha llegado con demasiado retraso a España quizás sea el más logrado de este excelente autor y el que dé la medida exacta de su extraordinario talento para la narración gráfica.

En un sucio futuro no demasiado lejano, Pope desarrolla con éxito varias historias cruzadas en las que priman los sentimientos y las relaciones interpersonales frente al pragmatismo estereotipado de la exploración de los futuros escenarios posibles, alejándose de fórmulas trilladas de Ciencia Ficción siendo su etiquetaje de género una mera excusa, para atrapar al lector a través de las intrahistorias cotidianas de una serie de personajes anónimos y alienados que se mueven en pos de sus sueños, amores e ilusiones.

Pope plantea un escenario heredado directamente del duo Phillip K. Dyck- Ridley Scott con pinceladas de Anthony Burgess cuyos elementos característicos de ciencia ficción no resultan a estas alturas excesivamente originales, en una historia que parte de un falso planteamiento de thriller con algunos personajes que responden a clichés propios de ese género –boxeadores, bailarinas…- para ir creciendo exponencialmente y logrando que sus historias a pesar de desarrollarse en el futuro funcionasen en cualquier otro contexto dada su atemporalidad y lo universal de su mensaje.

Pope se muestra como un narrador dotado e inteligente para este tipo de historias personales con la suficiente astucia como para sugerir más que mostrar guardando cierto recatado pudor hacia sus protagonistas y dejando que sea cada lector quién rellene al gusto los huecos de unas historias que no son más que capítulos en las vidas de unos personajes llamados a escapar de su cárcel de papel.

A pesar de ser una obra temprana, Pope se muestra ya como un versátil y magnífico dibujante a cuya presencia le favorece el blanco y negro encontrándose en esta obra reminiscencias que van desde las ya mencionadas en otras ocasiones a Otomo o Miller hasta a otros autores como Jaime Hernández con cuya obra es quizás con la que más conexiones guarde “100%”. Sin embargo, no dejará de ser divertido para el aficionado intentar descubrir guiños e influencias en la obra de Pope que llegan hasta los autores más variopintos y sorprendentes. Pope es un narrador fluido y enérgico que sorprende constantemente con perspectivas arriesgadas y originales al que le gusta reforzar de la grafía de la onomatopeya para que sus cómics ganen en vitalidad y fuerza, reduciendo al máximo tanto los globos de diálogo como los cuadros de texto, aun cuando tampoco se le caigan los anillos en usarlos cuando así se requiera.

En definitiva, sin ser tan innovador ni moderno como esperaba, o precisamente por no serlo, “100%” es uno de esos tebeos que podéis recomendar a cualquier lego a los cómics sin complejos porque no creo que a nadie defraude y en mi opinión resulta la obra más lograda de un autor inspirado cuyos guiones en obras posteriores pecan quizás de resultar demasiado deshilvanados o pobres.

Fernando Fernández (1940-2010)

Me hago eco de la triste noticia de la muerte de Fernando Fernández, autor de referencia y uno de los primeros introductores en España de un estilo pictórico en el cómic que descubrió a muchos – a mí de peque, por ejemplo- que se podían dibujar cómics como si fueran carteles de cine (sí, jóvenes, hubo una época no tan lejana en que las películas se anunciaban con enormes carteles que cogían todas las fachadas) en tebeos como “Historias del Cuerpo Humano”. Durante demasiado tiempo desconocido para los más jóvenes debido a que dejó el mundo del cómic por problemas de salud para volcarse en la pintura, Glénat ha realizado en los últimos años una buena labor recuperando buena parte de sus obras más conocidas – “Zora y los Cibernautas”, “Drácula”, “La leyenda de las Cuatro Sombras” o sus "Memorías Ilustradas".

Aquí y aquí, podéis encontrar unas completas biografías de este excelente autor que se une a la por desgracia larga lista de grandes autores -Williansom, Victor de la Fuente...- que han desaparecido este año.

D.E.P.