lunes, 12 de julio de 2010

Nuevo trailer de “The Social Network”, de David Fincher.


Este segundo trailer pinta algo mejor que el anterior y quizás la peli sí merezca la pena. Voy a contárselo a mis amigos de Facebook…

“Pluto 8: Conclusión”, de Naoki Urasawa.

Llegamos por fin al último volumen de “Pluto”, la última obra de Naoki Urasawa que acaba de publicar Planeta hace unos días. Su obra más corta, remake –si este concepto es extrapolable al cómic- de una historia previa del maestro Tezuka para su “Astro Boy”, y en la que se confirma el inmenso talento de Urasawa como contador de historias, un autor capaz de mantener el interés intacto durante largo tiempo sin que le preocupe en exceso el acabado de las mismas, aun cuando quizás sea esta “Pluto” la que mejor resista esta apreciación, probablemente por seguir ya una estructura prefijada.

En esta última entrega, se desvelan los últimos misterios que el diabólico plan de venganza del doctor Abra había desarrollado para acabar con los sietes robots más poderosos y evolucionados de la Tierra y, por extensión, con el mundo mediante sus creaciones robóticas, Pluto y Goji. Con lo que no contaba el malvado doctor es que una de sus victimas –Astroboy/Atom- iba a resucitar para hacer frente a sus planes.

Urasawa nos ofrece un estupendo colofón en el que desvela por fin los últimos misterios que mantenía la serie y explica con claridad el complejo plan para acabar con los róbots hasta sus últimas consecuencias con un par de giros en la historia que le dan un nuevo interés más allá del enfrentamiento final entre Pluto y AstroBoy que para mí le falta algo de intensidad, quizás porque Urasawa se sienta más cómodo en el registro de intriga detectivesca característico de los primeros volúmenes de la obra que en la ciencia ficción superheroica que predomina en este volumen y el anterior. A pesar de su carácter coral, Urasawa siempre ha mantenido un personaje importante como hilo conductor de la historia –Gestich- que permitía al lector ir descubriendo los hechos al mismo tiempo que él pero cuando ese personaje desapareció el ritmo de la obra se resintió hasta la aparición de nuevo en escena de Astroboy para poner punto final a una trama compleja que hasta su resolución se antojaba un tanto confusa pero que acaba lo suficientemente clara aun cuando haya algunos apuntes finales que se me antojan innecesarios y que a uno le huelen a añadidos de última hora a falta de una lectura más detallada (¿A qué viene esa última aparición de Gesitch?...).

Con todo, Urasawa tira de oficio y salva los muebles, aclarando todos los puntos oscuros incluida la “moraleja” final que se encierra tras los ocho volúmenes en los que no sólo ha revisado con éxito y respeto la obra de Tezuka sino que además da un buen repaso a los principales referentes de la ciencia ficción robótica como Aldiss, Dyck, Bradbury o Asimov para enriquecer el mensaje humanístico y pacifista de la historia.

En definitiva, “Pluto” no engaña a nadie. Se trata de un buen cómic de entretenimiento a buen precio. La edición de Planeta es bastante correcta y además varios de sus tomos como este último incorporan artículos de interés. Una buena lectura para devorar estas vacaciones.

España, por fin campeona de un Mundial de Fútbol.



“Me encanta que los planes salgan bien”, que decía Hannibal Smith, y al final estos jugadores no me han dejado mal haciéndonos por fin campeones del mundo del fútbol en un partido bronco y feo contra unos holandeses que incapaces de ganar a los nuestros con juego decidieron convertir el campo en un tatami de kárate donde los jugadores españoles eran los únicos que recibían golpes con la complicidad de un árbitro malo, sibilino y contemporizador que me temo seguirá arbitrando finales.

Cuando ya quién más quien menos pensaba que nos lo íbamos a jugar a los penaltis – había que confiar en Iker que había sacado dos paradas excepcionales frente a Robben pero ya se sabe que los penaltis son una lotería- apareció ese pequeño gran jugador que es Andrés Iniesta para hacer justicia con una selección con la que más que nunca nos hemos sentido identificados todos los españoles.

Gracias, campeones.