miércoles, 30 de junio de 2010

A muerte con la pena de muerte



...Porque confundir asesinato con justicia no es de países que se dicen civilizados a estas altura de la fiesta. ¿No creéis?

“La Última Partida”, de Didier Comès.

Siguiendo con las relecturas le toca el turno a “La Última Partida”, la última obra publicada por ese maestro del claroscuro que es el belga Didier Comès y que hace algunos años publicara Norma Editorial en nuestro país. “La Última Partida” es un cómic extraño e inclasificable dotado de un matiz hipnótico indefinible que me obliga a releerlo de vez en cuando para intentar aprehender ese algo que se me escapa. Os cuento.

A finales de la campaña de las Ardenas durante la II Guerra Mundial, una unidad del ejército norteamericano espera atrincherada la contraofensiva de las últimas tropas de elite nazis en las ruinas de un pueblo devastado. Un joven soldado sin experiencia bélica hace guardia en una trinchera mientras a su alrededor se van reuniendo bajo distintas formas fantasmas de otras guerras o de esa misma, que esperan un nuevo compañero con el que jugar la última partida de su juego de cartas durante el resto de la eternidad, mientras asisten jocosos al espectáculo de la barbarie humana.

Didier Comès nos ofrece un perturbador y meditado alegato antibelicista con cierto regusto de moraleja medieval acerca del poder igualador de la muerte para hermanar a amigos y enemigos en un mismo destino final. Comès a través de un bisoño soldado que se mueve en un espectral e irreal limbo de unas ruinas nevadas entre la realidad y la fantasía hábilmente retratado merced a su habilidad en el uso del blanco y negro propone un macabro relato de fantasmas en el que contrasta la ingenuidad del inocente recluta novato frente a la campechana veteranía de sus compañeros de trinchera (o de tumba),los fantasmas que ya no tienen nada que perder salvo el tiempo jugando a las cartas como es el caso de los fantasmas de la calavera parlante o el uniforme vacío, el nihilismo iconoclasta de los cuervos o la traumática pesadilla de los niños muertos. Comés elabora un cómic perturbador lleno de simbolismos no apto para todos los públicos a medio camino entre “La Guerra en las trincheras” de Tardi y el “Pedro Páramo” de Rulfo en una historia con la que pretende sobrecoger al lector de un modo duradero más allá de mostrar los efectos devastadores de los combates en la sugestión que sus imágenes promueven en el lector, logrando quizás de este modo un efecto más sobrecogedor y permanente.

Comès es un excelente dibujante que maneja como pocos el blanco y negro sobre el que ha sustentado toda su carrera, haciendo gala de un dibujo impresionista y perturbador que permanece en la retina del lector y optimizando al máximo los elementos compositivos sobre los que construye una historia con un ritmo narrativo más cercano al teatro guiñolesco de sombras que al cinematográfico.

En definitiva, “La última partida” es un cómic soberbio, difícil y adulto al tiempo que pesimista y reflexivo no apto para aquellos que simplemente quieran disfrutar de una aguerrida historia de acción con la que pasar el rato. Nada de eso encontraréis en esta extraña y perturbadora historia de fantasmas. Ojalá veamos pronto nuevas obras publicadas de este gran autor.