sábado, 17 de abril de 2010

“Nocturna”, de Benicio del Toro y Chuck Hogan.

Definitivamente, los vampiros están de capa caída. Llevamos ya unos años así (desde las “Crónicas Vampíricas” de Anne Rice), en que se está deconstruyendo el mito del chupasangre con versiones cada vez más tontunas hasta que pensé se había tocado fondo con la lamentable saga “Crepúsculo”, de Stephenie Meyer de cuyo primer volumen ya les conté mis impresiones aquí. Pero, he de reconocer que, tonto de mí, pensé que la cosa remontaría y puse mis esperanzas en “Nocturna”, el libro escrito a sospechosas pachas (yo de estas cosas siempre soy muy desconfiado) por el desconocido Chuck Hogan (que casi tiene nombre de luchador de wrestling) y el talentoso director de cine mexicano Guillermo del Toro y publicado en una pésima edición por Suma de Letras. Como aun así no las tenía todas conmigo, he esperado, aprovechando que mi cuñada se lo compró, para leerlo estos días en mis diarios viajes en transporte público y confirmar que a los vampiros les han clavado la estaca y no parece nadie capaz de echarles unas gotitas de sangre. Les cuento.

“Nocturna” es un libro casi tan mal escrito como “Crepúsculo” pero, además, está mal estructurado (si querían escribir una trilogía deberían haberlo avisado) de modo que durante las doscientas soporíferas primeras páginas no pasa absolutamente nada perdidos los autores en aburridísimos detalles técnicos sobre el funcionamiento de los aeropuertos de Nueva York y del avión en que llega Sardu, que es el vampiro malo. Si uno resiste esas primeras páginas, estará a disposición de leerse todo el relato que se centra en unos médicos (los héroes del siglo XXI) especializados en epidemias y su mentor un anciano cazador de vampiros rumano (vivan los clichés) que intentan evitar que los nomuertos se propaguen por la Gran Manzana. ¿Lo conseguirán? Pues tendrán que leerse el libro, si se atreven.

Nocturna” es un libro en el que, más allá a los guiños que muestran el conocimiento del subgénero de los autores, no puede encontrarse un mínimo atisbo de originalidad limitándose Hogan y del Toro a reactualizar el mito de la forma más bizarra y predecible posible, reduciendo el romanticismo de los vampiros a la casquería vírica de las últimas versiones de “Alien” y cayendo en todos los tópicos trillados que cualquier aficionado al terror pueda imaginar. Y lo peor de todo es que no se detecta demasiado interés por parte de los autores en ocultar sus intenciones ni ir más allá de la mera estructura del “best seller” para ofrecer una obra con un mínimo interés literario o al menos en la que se hubieran trabajado mínimamente las situaciones para enganchar al lector, limitándose a aprovechar el tirón que el nombre de del Toro tiene para asegurarse unos beneficios económicos que precedan a la segura adaptación cinematográfica ya que esta “Nocturna” no tiene más cuerpo que el de un guión un poco más elaborado

En definitiva, “Nocturna” es una auténtica decepción a la que no ayuda para nada la pésima traducción de Sopa de Letras ni su pésima edición. Si alguien se atreve con la continuación que se pase y me lo cuente porque yo definitivamente paso.