miércoles, 17 de marzo de 2010

Kurt Busiek, aquellos maravillosos años.


P: ¿Cómo te enganchaste con los comics, como para querer pasar de fan a profesional?

R: Yo empecé a leer comics de chico, pero recién a los 14 años los empecé a seguir regularmente. Compré un número de Daredevil por casualidad, pero era una historia que continuaba y la seguí leyendo, y me empecé a expandir, a leer otros comics de Marvel. Y una vez, en un correo de X-Men, Chris Claremont contaba que su abuelo le decía "Qué bien, Chris, escribís historietas... ¿y con qué te ganás la vida?". Y ahí me di cuenta de que había gente que se ganaba la vida con esto, que esto era un trabajo, algo que la gente hacía por plata y eso me pareció muy copado, muy divertido, así que en ese momento decidí que lo que yo quería hacer era ser guionista de comics. Entonces lo convencí a un amigo de que dibujara un comic que yo había escrito y nos pusimos a hacer varias historietas juntos, hasta que eventualmente, para cuando terminé la secundaria, ya estaba mandando muestras de mis guiones a DC, y me llamaron para escribir algo. Mandé muestras a Marvel y también me llamaron, así que... ya estaba en camino!

P: Este amigo tuyo era Scott McCloud, no?

R: Sí, así es. Le cambié la vida para siempre.

P:En el artículo de presentación de Marvels comentas que no habías leído todas las obras a las que haces referencia, ¿Cómo conseguiste todas esas obras?

R: Ya tenía muchos de ellos, ya que llevo leyendo comics ininterrumpidamente desde 1974, y compré muchísimo material de la Silver Age por aquel entonces. Los que no tenía se los pedí prestados a Karl Kesel.

Los de la Edad de Oro los leí en microficha, gracias a unos pocos que yo tenía y a la colección de microfichas de un amigo mío y gran aficionado llamado Jeff Gelb.

P: ¿Podrías hablarnos del proceso de documentación previo que tuviste que hacer para colar tantas referencias? ¿Guardas algún tipo de notas de aquellas lecturas?

R:Mientras leía iba haciendo un listado de las cosas de las que la gente era testigo, y así pude hacerme una idea de lo que Phil sabía y de lo que iba ocurriendo de forma simultánea. Asi, si hacía referencia a Spiderman luchando contra el Hombre Gigante, y según mis notas ese mismo mes Thor luchó contra Cobra Mister Hyde, podía mencionar ambos sucesos en la misma escena, y dar un sentido más amplio al Universo Marvel. Tengo libretas llenas de listados detallando todos los sucesos públicos, cuándo ocurrieron, nombres de revistas y periódicos… cualquier detalle que pudiera ser útil.

(Ahí os dejo un par de extractos de unas excelentes entrevistas realizadas a Kurt Busiek en la que se repasa su trayectoria desde sus orígenes y, más concretamente, el proceso de elaboración deMarvels”. La primera la realizó Andrés Accorsii para Tebeosfera y la podéis leer completa aquí y la segunda Raúl López para Zona Negativa está disponible aquí).

“Momentos estelares de la humanidad”, de Stefan Zweig.

El austriaco Stefan Zweig es uno de los grandes nombres olvidados de la literatura del siglo pasado, un escritor y humanista poco conocido en nuestro país quizás porque la novela no fue el género en el que concentró su producción. La editorial Acantilado en los últimos años decidió apostar fuerte por este autor y prácticamente ya ha recuperado la mayor parte de su obra en la que se nos revela como un humanista culto y comprometido aparte de un estupendo biógrafo, género este en el que más destacó. Probablemente, el libro más conocido de Zweig sea “Momentos Estelares de la Humanidad” en la que el autor nos acerca a catorce episodios históricos, a su juicio, trascendentales en la evolución de la Humanidad protagonizados por distintas figuras históricas. Vamos con ellos.

Zweig a través de los catorce relatos independientes que conforman la obra realiza un recorrido apasionante por la Historia de la Humanidad desde el Imperio Romano hasta el Tratado de Versalles, personalizando grandes logros y algún que otro fracaso en las personas que los protagonizaron. Zweig en una narración a medio camino entre el mero relato histórico y la entusiasta apreciación subjetiva se acerca a figuras históricas y artísticas universales como Lenin, Wilson, Händel, Dostoyewski, Tolstoi o Goethe, junto a otros personajes menos conocidos protagonistas o testigos de momentos históricos claves como Núñez de Balboa (descubrimiento del Océano Pacífico), el capitán Scott (expedición –fallida- al Polo Sur), Ciceron (advenimiento del Imperio Romano), Mehmet (conquista de Constantinopla). Sin embargo, cuando la obra alcanza su máximo interés para mí es cuando los protagonistas son personajes casi olvidados pero cuyas decisiones u obras resultaron determinantes en momentos históricos trascendentales como Grouchy incapaz de desobedecer a Napoleón en Waterloo y decidiendo la batalla, el oscuro revolucionario Fouget creador de “La Marsellesa”, Cyrus Field, el precursor del primer cable trasatlántico que comunicó Estados Unidos con Inglaterra, o la Fiebre del Oro en California a través del caso Suter.

La diversidad de las historias y el entusiasmo que desprende Zweig en su explicación hacen del conjunto de la obra una lectura recomendable más allá de su despreocupación por el rigor histórico y la elección arbitraria de los mismos. El austriaco ofrece un primer acercamiento a los hechos en una obra indispensable para aquellos que les guste la Historia y la buena Literatura por parte de un autor capaz de fusionar ambas en una obra atractiva y equilibrada. Si la leen o la han leído, ya me cuentan algo.