jueves, 4 de marzo de 2010

El experimento, Migoya y los tontos.



Le robo el video con nocturnidad y alevosía al amigo Bruce porque este vídeo de la presentación de “El Experimento” en la libreria "Continuará" en el que Vizuete y compañía analizan su obra me parece pertinente complemento a la entrada que el otro día le dediqué.

Respecto a la desafortunada frasecita de Migoya -“"Si estos autores fueran estadounidenses, el tonto más tonto del blog más tonto estaría dedicándoles frases y frases"- creo que no hay que darles mayor importancia ni sacarla de contexto aunque está claro que es unan torpeza tanto para la promoción de la obra porque va a alejar a potenciales compradores como buscándose anipatías con los blogueros que en esa industria de mierda en la que Migoya se quiere erigir como justicia realizan una labor no demasiado reconocida difundiendo obras que, de otro modo, no contarían ni con esa –mínima- publicidad simplemente por afición al medio. Que se ofenda quien quiera con Migoya a mí desde luego no me ofende y, por otro lado, tampoco pienso enfadarme con el tipo que empezó a publicar a Burns en España. Claro, que a lo mejor yo soy muy tonto (probablemente el que más).

Pelillos a la mar, y a hablar de cómics (a ser posible buenos).

“Pluto 5”, de Naoki Urasawa.

No hay quinto malo, dicen, y eso parece confirmar la quinta parte de “Pluto”, la última obra de Urasawa publicada en España y que, de momento y con el permiso del “Dr. Slump”, la serie regular que sigo con mayor interés.

En esta nueva entrega, aparentemente la trama protagonizada por Haas y Gesitch llega a su clímax enterándonos por fin de las motivaciones de Gesitch para acabar con el hermano de aquél así como de lo complicado que resulta para el robot policía la labor de protección de Haas cuando esté se pone en el punto de mira de sus antiguos compañeros de organización; por otro lado, el reaparecido creador de Pluto, el dóctor Tenna, realiza un diagnóstico sobre qué ha provocado la “muerte” de Astro Boy y, de paso, Urasawa inicia una nueva subtrama protagonizada por ambos destinada a profundizar en su relación… mientras tanto descubrimos nuevos hechos sobre los planes de Dario en la guerra que fue el origen de todo, asistimos al duelo de Uran y Pluto acaba con uno de los róbots más avanzados que existen y el osito malo (los que sigan la serie me entienden) se dedica a dejar crípticos mensajes. ¿Hay alguien capaz de contar tantas cosas en un tebeo aparte de Urasawa? Yo creo que no.

Se supone que en el desarrollo de una buena obra de intriga el autor ha de ir dosificando la información para que, al final, todo encaje y descubramos al malo. Urasawa es consciente de ello y con cinco tomos publicados no tenemos noticias del aspecto del malvado ni indicios acerca de su identidad limitándose el autor a mantener entretenida a la muchachada con diversas subtramas protagonizadas por personajes secundarios que s reparten el protagonismo y que en la historia original ideada por Tezuka apenas aparecían esbozados, retratados con una hondura psicológica que no veíamos desde “Monster”. Pero, si en aquella, todo giraba en el estudio de la bondad y la maldad individual, en “Pluto” sus miras son mucho más ambiciosas y, sin desdeñar esos temas analiza las paradojas globales de este nuevo siglo en el que asistimos a genocidios y actos de terrorismo auspiciados con el consentimiento expreso o tácito de la comunidad internacional y que refleja principalmente en los paralelismos con la Guerra del Golfo o el juicio de Saddam reproduciendo en esta entrega uno de sus episodios de manera casi literal. Por lo general, la mirada de Urasawa hacia el mundo es bastante desencantada y pesimista y eso es especialmente palpable en esta serie en la que todos los personajes de un modo u otro están descubriendo una realidad mucho más oscura de la que creían vivir. Quizás por ese motivo la consideración de “Pluto” como el reverso oscuro y desencantado de “Astroboy” no esté demasiado desencaminada.

Urasawa obvia muchas de las convenciones que Asimov planteó como inquebrantables acerca de los róbots pero mantiene la principal de considerarlos como un reflejo de nosotros mismos en el que volcar muchos de los dilemas morales que nos acompañan desde que bajamos de los árboles y lo logra con excelentes resultados en un tebeo que más allá del buen rato de entretenimiento que proporciona deja momentos para la reflexión. En este número, la influencia de otro grande de la ciencia ficción como Aldiss es notoria en la excelente historia protagonizada por Tenna y Astroboy y da buena medida del talento del japonés como en unas pocas páginas es capaz de sintentizar lo que a Spielberg le costó más de tres horas de película en “Inteligencia Artificial”.

Todavía quedan por publicarse tres tomos de “Pluto” y, como siempre, se mantiene la eterna duda de si será capaz de lograr un final acorde con lo narrado hasta ahora pero mucho se tienen que torcer las cosas para no pensar que estamos ante la obra más completa y compleja de Urasawa, en la que está vertiendo todo lo bueno de “Monster” y eliminando lo que no funcionaba de “20th Century Boys” y “21th Century Boys” para quedarse con la esencia de lo que siempre ha pretendido contarnos, su visión del mundo a través de sus iconos juveniles. Lo que sí tengo claro es que tanto Asimov como Aldiss si leyesen “Pluto” se harían fans de Urasawa. Vamos, seguro.

Más “Pluto” en El lector impaciente:

Pluto 1
Pluto 2
Pluto 3
Pluto 4

Gil Kane y la destreza.


P: Has comentado en varias ocasiones que los autores de cómic no prestan suficiente atención a la destreza en el dibujo [craft] ¿Cuál es tu definición de destreza en el dibujo?

R: Muchos autores entran en el campo del cómic por motivos emocionales. Son atraídos hacia el mismo porque colma sus necesidades y porque para ellos es un medio de expresión apropiado. Pero casi siempre poseen una capacidad, una sensibilidad única; de ahí es de donde nace la empatía. La destreza en el dibujo llega cuando tratan de aumentar esta facilidad natural con técnicas formales. Desafortunadamente, muchos artistas suelen ser traicionados por sus propias aptitudes. Son aceptados con facilidad por los editores y como resultado nunca sienten la necesidad de apretarse las tuercas o examinar lo que hacen; el rechazo sería algo excelente para ellos. Los únicos capaces de escapar de esto son aquellos que tienen unas aptitudes que bordean lo genial, como Jack Kirby. Jack es tan fértil e inventivo que ha tomado una esquina de este campo y la ha hecho completamente suya; no creo que haya ninguna duda de que Jack es el arquetipo del artista de superhéroes.
(El gran Gil Kane habla acerca del oficio de dibujante en una intesante entrevista concedida a la revista Alter Ego y estupendamente tradcida por el Tío Berni para Entrecómics en la que despliega toda su sabiduria. La entrevista completa la podéis leer aquí. ¿Se les ocurren ejemplos de lo que comenta Kane? Opinen, opinen...).