viernes, 8 de mayo de 2009

Crónica de un naufragio o quince cómics fundamentales. (Parte 1)


Mi nombre no es Ismael. Cuando me enrolé en la nave La Blogosfera a las órdenes del capitán Jaime Sirvent y el contramaestre Mo Sweat poco podía imaginar que acabaría mi periplo solo en esta desolada isla, que he dado a llamar isla del Aburrimiento. Nada hacia presagiar dados los buenos vientos con los que zarpamos y la alegre y experimentada tripulación de la que formaba parte este triste destino, sin embargo, una pavorosa tormenta surgió en la noche y, antes de poder reaccionar, una enorme ola me arrojó junto a un bául de mercancías por la borda a un mar embravecido. Aferrado a ese improvisado y ataúd hermético que me sirvió de asidero llegué exhausto a esta orilla maldita donde no cuento con más compañía que mis pensamientos y un cocotero que me provee de alimento. Triste sino el mío.

Esta mañana, armado con una piedra he logrado forzar el candado del baúl al que debo mi supervivencia esperando encontrar algo que me sea útil para escapar de mi prisión y para mi sorpresa lo he encontrado lleno de magníficos tebeos que me permitirán sino escapar físicamente al menos evadirme en la imaginación de mi destino. La primera alegría entre tanta desgracia.

Estos son los cinco primeros.


Batman: Año Uno” de Frank Miller y David Mazzuchelli.


El lobo solitario y su cachorro” de Kazuo Koike y Goseki Kojima


Mort Cinder” de Alberto Breccia y H.G. Oesterheld.


La Balada del Mar Salado” de Hugo Pratt.


Peanuts” de Charles Schulz.

Ha llegado la noche y el ocaso y la falta de luz impiden que siga leyendo. Mañana seguiré revisando mis tesoros.