miércoles, 11 de marzo de 2009

Coleccionables, esto es lo que hay.


Cada vez que se anuncia un nuevo coleccionable dedicado al cómic suele pasar lo mismo: se pone la golosina delante de los ojos al aficionad con un coleccionable teóricamente atractivo, especulamos ilusionados si estaremos o no ante la Edición Definitiva de ese material, para, posteriormente, conforme va avanzando la publicación del coleccionable en cuestión, surja la decepción al no cubrir nuestras elevadas expectativas y nos vamos olvidando del tema, salvo los tres o cuatro numantinos completistas que llegan hasta el final. Este ciclo, que es aplicable a todos los coleccionables es especialmente notorio en los relacionados con los cómics y está perfectamente estudiado por las editoriales, que se esfuerzan en publicitar unas ofertas de lanzamiento que amorticen los costes de toda la colección y conseguir el beneficio real a partir de las siguientes entregas. Este año estamos teniendo dos claros ejemplos con los coleccionables que están ofertando RBA y Planeta, "Clásicos del Humor de la Escuela Bruguera" y "Las Aventuras del Capitán Trueno", respectivamente.

RBA anunció su coleccionable lanzó el anzuelo publicitando un material de la extinta Editorial Bruguera que lleva décadas sin ser reeditado en una colección aparentemente bastante cuidada, con artículos introductorios de un especialista contrastado como Antoni Guiral, y un precio razonable. Hasta aquí todo maravilloso. Sin embargo, en realidad cuando los primeros tomos salen a la venta nos encontramos con que la edición deja bastante que desear, con una calidad de reproducción deficiente y un papel elegido, bastante malo y rugoso y tan rico en celulosa que dentro de cinco años amarilleará en nuestras estanterías. Ah, y del material más interesante, todavía no hemos visto ningún sólo tomo, publicándose únicamente hasta el momento los tomos con más tirón comercial y que más reediciones han tenido (los de Ibáñez), lo que me hace dudar sobre lo que nos podemos ir encontrando en las próximas entregas.

Planeta de Agostini, por su lado, nos ofrece la enésima edición de las aventuras clásicas de "El Capitán Trueno" con tres años de retraso, ya que el cincuentenario del personaje fue en 2006, pero con vistas a aprovechar el tirón del estreno de la adaptación cinematográfica del personaje prevista para el verano del 2009. La edición de Planeta, en 60 tomos, reúne las 618 historias clásicas publicadas en los cuadernos apaisados de “Colección Dan” y “Superaventuras” más las 276 procedentes del “Capitán Trueno Extra”, aprovechando la edición realizada en 1998 en la Serie Fans. Esta edición en formato tomo, en principio, no respeta el formato apaisado de los cuadernillos originales y los especialistas en la materia –yo no lo soy- tendrán que decir si respeta los contenidos, ya que con las distintas reediciones de “El Capitán Trueno” se han hecho múltiples tropelías. (De momento, los primeros tomos, publican el material de la reedición de la Serie Fans, sin ningún orden cronológico y no se ha llegado al material publicado en los cuadernillos coleccionables).

Esto es lo que ahí y no esperen ediciones mejores en los próximos años. Los coleccionables no están pensados para convertirse en ediciones definitivas al gusto de los aficionados sino que surgen para hacer un negocio rápido dirigido a un público generalista y nostálgico, aprovechando un momento puntual y el mismo material será reeditado dentro de unos años para una nueva hornada de aficionados. Este es el caso del coleccionable de “El Capitán Trueno” que estoy seguro que dentro de cinco, ¿díez?, años volveremos a ver reeditado. Menos claro lo tengo con el coleccionable de RBA que incluye material que hace mucho tiempo –o nunca- se reeditó y dudo que volvamos a ver pronto por lo que, al menos para mí, sí merece la pena hacerse con tomos concretos a pesar de las deficiencias.

Analicen ustedes si les interesan o no estas ediciones pero, desengáñense, ninguna editorial va a sacar la “edición definitiva” con que los aficionados soñamos porque de hacerlo se acabaria el negocio. Y, las editoriales, nos guste o no, lo que buscan es hacer negocio.