lunes, 2 de febrero de 2009

Palmarés Angôuleme 2009

El palmarés del Festival de Angôuleme es un buen barómetro de las novedades de BD que veremos publicadas en España a lo largo de este año. El Gran Premio y la presidencia para el año que viene ha sido para Blutch (a ver si me termino “Peplum” y se lo comento por aquí).
A continuación, los premiados de los que destacaría a bote pronto el Spirou de Bravo (le tengo unas ganas bárbaras a este tebeo), “Pinnocchio” de Winschluss, y el “Tamara Drew” de Possy Simmonds. A continuación, todos los premiados:

Premio esencial revelación en Angoulême:
"Le Goût du Chlore", de Bastien Vives.
Premio esencial Patrimonio:
"Operation Mort", de Shigeru Mizuki.
Premio Goscinny:

"Groenland Manhattan", de Chloe Cruchaudet.

Premio Esencial FNAC + SNCF:

"Mon gras et moi", de Miss Gally.

Esenciales de Angoulême:

"Tamara Drew", de Possy Simmonds.
"Le Journal d’un ingenu", de Emile Bravo.
"Lulú femme nue", de Étienne Davodeau.
"Le Petit Christian, tome 2", de Blutch.
"Martha Jane Cannary, tome 1", de Blanchin y Perrissin.


Premio Fauvé d’or al mejor álbum:

"Pinnocchio", de Winschluss.

Gran premio de Angoulême:

Blutch.

(Vía: La Cárcel de Papel).

Poético Seth.

Marc Ngui: Acerca de la relación de los cómics con la poesía, has hablado acerca del papel fundamental que juega el ritmo en ambos medios. Me preguntaba si podrías describir esa conexión rítmica.


He notado, desde hace mucho tiempo, una conexión entre los cómics y la poesía. Es una conexión obvia para cualquiera que alguna vez se haya sentado y tratado de escribir un cómic. Creo que la primera idea se me ocurrió allá por finales de los ’80, cuando estaba estudiando las tiras de Peanuts de Charles Schulz. Parecía muy claro que su disposición en cuatro viñetas era justo como leer un haiku; el modo en que organizaba las viñetas y el dialogo tenía un ritmo específico. Tres golpes: doot, doot, doot –seguidos de una infinitesimal pausa, y luego el último golpe: doot. Cualquiera puede darse cuenta de esto al leer una tira de Peanuts. Esas tiras tiene el mismo ritmo que tienen los haiku –los haikus mayoritariamente terminan con una referencia a la naturaleza en una línea final sin relación.Con el paso del tiempo comencé a ver esa conexión más y más evidente en el modo en que yo escribía mi propio trabajo. Ciertamente, no es un proceso que se trabaje con un gran ajuste –pero cuando estoy escribiendo una página de cómic (o secuencia de páginas) estoy muy alerta acerca del sonido y la “sensación” que produce la división en viñetas del dialogo o la narración. Si tienes que contar una determinada cantidad de la historia en una página, tienes que tomar decisiones acerca de cuántas viñetas necesitas para contarla. Tienes que organizar esas viñetas –pequeñas, grandes, o una combinación de ambas. Todas esas decisiones afectan al modo en que el espectador lee la historia; hay un ritmo inherente creado por cómo dispones las viñetas. Viñeta estrecha, viñeta estrecha, viñeta ancha: este ritmo lo siente el lector, especialmente cuando pones las palabras dentro de las viñetas. Cuando estoy escribiendo un cómic, estoy muy atento a como estructuro las frases: cuántas palabras; una frase en esta viñeta; dos en esta; una viñeta muda; una única palabra. Esas elecciones son ultra-importantes en la creación de la narrativa del cómic, y ese ritmo silencioso es la mayor preocupación para mí cuando estoy haciendo un cómic. Imagino que los poetas sienten la misma preocupación. Si lees cualquier poesía de verso libre, puedes ver como el poeta ha tomado ciertas decisiones sobre como separar los pensamientos y estructurarlos, muy a menudo de una forma que desafía un sistema.


(Extracto de una entrevista realizada por Marc Ngui, para “Carousel Magazine”, y traducida por el tío Berni para Entrecomics en 2006. El resto de la entrevista, aquí).