sábado, 11 de octubre de 2008

“The un-men: ¡Saca el engendro que llevas dentro!” de John Whalen y Mike Hawthorne

En casi todos los aspectos de la vida solemos –yo el primero- aplicar la ley del mínimo esfuerzo con resultados que generalmente no nos satisfacen y de lo que nos acabamos arrepintiendo. En el mundillo de los cómics, esta ley es aplicable a muchos aspectos pero uno de los que más suelen llamar la atención es cuando se pretende explotar algo –un personaje, una idea, un estilo- hasta tal extremo que pierde toda su frescura original y se vuelve predecible y sosa. Eso es lo que ocurre con el primer prestigio de “The Un-Men” que nos ofrece Planeta y reúne los primeros cinco números de su fugaz colección (en Estados Unidos no han llegado a la quincena dadas las pauperrimas ventas).

The Un-Men” es una serie basada en la parada de monstruosos personajes ideada por el talento de Len Wein y Bernie Wrightson en la clásica serie de “La Cosa del Pantano”. Monstruos creados por el talento maligno de Arcane, el archienemigo de La Cosa, y que aparecieron en varias ocasiones a partir del número 2 de la colección y aunque no eran demasiado originales, puesto que Wein se basó en parte en la parada de freaks que aparecían en la mítica “La parada de los monstruos” del gran Todd Browning o las creaciones de Ed “Big Daddy” Roth, y aunque tenían un papel secundario en la historia impactaron lo suficiente entre los aficionados gracias a la labor de un extraordinario Wrightson como para que fuesen recordados con cariño y aparecieran esporádicamente a lo largo de las distintas colecciones de swampy. Ya en los noventa, los Un-men protagonizaron su propia miniserie que es la base de la que han partido John Whalen y Mike Hawthorne para su colección.

Puestos en antecedentes –algo que quizá debería haber hecho Planeta publicando la miniserie mencionada-, ¿qué ofrece el novato John Whalen en el primer arco argumental de la nueva serie de “The Un-men”? Una cantidad de tópicos muy poco originales compilados en un batiburrillo perfectamente olvidable y prescindible. La historia, que nos sirve de presentación a partir de la investigación de un asesinato de la sociedad de los freaks asentada en la ciudad-estado de Aberrance me ha recordado en demasía otras del mismo estilo como, por ejemplo, el primer arco de “Fabulas” con el que guarda sonrojantes paralelismos. Sin embargo, frente a la claridad con que Buckingham y Willingham narraron esa historia aparentemente simple para ir dotando de profundidad a la serie gradualmente en posteriores entregas, a Whalen y Hawthorne les cuesta arrancar, abarcando demasiado y apretando muy poquito, dejando de lado pronto la historia que iba a servir de motor a la historia – la investigación del asesinato de unos de los freaks que se oponía a los planes de Aberrance – para caer en una descripción bastante confusa de los planes de las distintas facciones que habitan Aberrance e ir incorporando de cualquier manera situaciones poco originales y forzadas propias del cine de terror de serie Z de la productora Troma, pero prescindiendo por completo del gamberrismo y desenfado que las popularizó, para descubrir finalmente de cualquier manera quién era el asesino que se ocultaba en las sombras.

Dejando de lado el elemento que hacía más atractivos a los personajes originales, su carácter trágico, víctimas del malvado Anton Arcane, y el aspecto terrorífico de su naturaleza, el equipo creativo de esta nueva serie da un giro inesperado a su esencia que no acaba de encajar con los mismos, encasillando a los monstruos principales en científicos locos obsesionados con la genética, fríos hombres de negocios preocupados en vender su reality de creación de monstruitos al mundo o en sádicos calenturientos mientras que las nuevas creaciones que se presupone son los “buenos” como el albino Kilcrop o la manca Niko resultan demasiado planos. En cuanto al dibujo, Mike Hawthrone se muestra como un narrador aceptable pero carente de un estilo propio recordable y definido, no dando en ningún momento con el tono que reclama la serie.

Un-Men” es, junto a “American Virgin”, una de las más desafortunadas y decepcionantes propuestas de la Línea Vertigo. Una serie que no es más que un refrito de ideas en la que nada funciona. Aléjense de ella como de la peste y si quieren leer sobre los verdaderos y genuinos Un-Men no dejen de leer esto.