miércoles, 10 de septiembre de 2008

“Los leones de Bagdad” de Brian K. Vaughan y Niko Henrichon


Tenía pendiente desde hace tiempo la lectura de “Los leones de Bagdad”, algo imperdonable teniendo en cuenta que uno de sus autores es uno de los guionistas más interesantes del panorama actual, Brian K. Vaughan, y la obra en sí es su particular acercamiento a la invasión de Iraq. Tras su lectura, a este lector le queda la sensación de que Vaughan y Henrichon han perdido una excelente oportunidad de ser políticamente incorrectos y hacer un tebeo más impactante por su moraleja final –si aceptamos que ante una fábula, nos encontramos, cosa que dudo- antibelicista que por unos hechos inocuos que no pasan de lo anecdótico. Decepcionante.

Partiendo de un hecho real –la huida durante los bombardeos de la ciudad de los leones del zoo y su captura por los soldados norteamericanos- Vaughan y Henrichon construyen un cuento que se fundamenta en la caracterización de las personalidades de los principales personajes – los cuatro leones que conforman una manada y se mantienen unidos tras la salida del zoo- y sus diferentes reacciones ante el hecho de encontrarse repentinamente liberados en un entorno que no tiene nada que ver con lo que recuerdan de su anterior vida salvaje (algunos incluso han permanecido toda su vida en cautividad)- al tiempo que en otro nivel de lectura, los autores muestran las consecuencias de la devastación de la ciudad por la invasión aliada sin asumir ningún posicionamiento al respecto merced, fundamentalmente, al gran trabajo de Nilko Henrichon, un dibujante que no conocía pero al que tendré que seguir dada la calidad de su trabajo, caracterizado por un trazo fino y definido, así como unas extraordinarias “splash page” con las que logra impactar al lector y un uso de la paleta de colores muy lograda para obtener distintos matices.

Sin embargo, a pesar del gran trabajo a nivel gráfico, la historia que nos plantea Vaughan se desinfla rápidamente ya que la anécdota de la que parte no se puede estirar más si se pretenden obviar los hechos que motivaron la huida de los leones, introduciendo para solucionarlo un enfrentamiento con un oso asesino difícil de encajar coherentemente con el desarrollo de la historia, dejando en entredicho precisamente lo que hasta el momento era el punto fuerte de la historia: la caracterización verosímil de las reacciones de la manada de leones, según establecen los cánones de los documentales de la 2 (sí, ¿qué pasa? Yo a ves los veo y no me duermo). Asimismo, da la sensación de un cierto apresuramiento en resolver una historia a cuyo final le falta tensión y dramatismo.

En definitiva, da la sensación que la obra peca de cierto oportunismo en aprovechar el contexto de la guerra de Iraq para contar una historia plana que los autores resuelven con demasiado apresuramiento, sobre todo por parte de Vaughan del que cabe esperar algo más de mordacidad que un mero cuento para niños. Asimismo, la traducción de la obra por parte de Planeta, ignorando el doble sentido del título original (“Pride of Bagdad”- El orgullo de Bagdad) le hace un flaco favor al simbolismo buscado por los autores y con ese simple detalle desvirtúa la obra, infantilizándola.

Una buena oportunidad perdida y un cómic que sólo recomendaría a los completistas de la obra de Vaughan. Hasta el momento lo más flojo que he leído de este autor.