martes, 15 de enero de 2008

¡¡ La blogosfera comiquera se hunde!! Ya será menos…





Se percibe en el ambiente cierto pesimismo en el mundillo tebeil en parte debido al poco seguimiento que han tenido las votaciones de tebelogs de este año como se señala en este blog, en parte por el cierre del "DDT" de Álvaro Pons y el anuncio de Pepo Pérez de semiretirada de “Con C de Arte”. Todo ello ha provocado que los más apocalípticos agoreros interpreten todo ello como señales inequívocas del principio del fin de la blogosfera. No creo que la cosa sea para tanto, amigos, o, al menos, todas estas noticias requieren una cierta matización.
Es cierto que la desaparición del DDT es un golpe importante ya que desde la plataforma de “El País” se podía llegar a un público lector desconocedor del mundo del cómic (“proselitismo”, que le llama Pons) pero, por otro lado, en los últimos años las noticias y referencias en casi todos los medios ajenos al cómic han crecido de una manera tan importante que esperemos que esta vez sí ello signifique la consolidación, que no equiparación todavía, del cómic entre el resto de las “artes”. Asimismo, parece que el cierre del “DDT” supone la potenciación de nuevo por parte de Álvaro de “La Cárcel de Papel” que, para muchos entre los que me incluyo, es el Blog de referencia obligada y que debido a sus múltiples compromisos el alcaide tenía un poco abandonado.
Que Pepo Pérez deje de postear en “Con C de Arte” habitualmente, no significa un adiós sino que demuestra la potencialidad y buena salud del medio. Pepo lo deja porque no tiene tiempo para compaginar el posteo diario en el blog con sus proyectos profesionales ni para dibujar, ergo si tiene proyectos que dibujar y publicaciones en las que colaborar las cosas no le deben ir mal por lo que no hay que preocuparse al respecto. Además, Pepo explica que lo que deja es el seguimiento de las noticias y enlaces de prensa, algo que se puede encontrar hoy por hoy en muchos otros blogs, y no renuncia a comentar con su siempre argumentada opinión aquello que le apetezca (que es, en definitiva, lo que nos interesa a casi todos).
Por otro lado, se comenta que Tebelogs está en decadencia y la comunidad de blogs que se creó a su alrededor está muerta debido a la escasez de votantes en la última votación de los diez mejores del año. Humm… Me temo que para que haya una comunidad primero debe existir una identidad de comunidad y creo que eso no ha existido nunca. En un principio, la gente se agregó a Tebelogs como un medio para dar a conocer sus blogs dedicados fundamentalmente al cómic, conseguir más visitas y retroalimentarse y aprender al mismo tiempo con los contenidos ajenos. Creo que esos objetivos los ha cumplido y los cumple perfectamente. Pero, ¿ha habido alguna iniciativa para realizar proyectos comunes entre los blogueros de Tebelogs? Creo que más bien no y los que han podido existir han sido a nivel “amiguetes” (lo cuál me parece muy bien, ojo, porque en Tebelogs que yo sepa no hay ningún “profesional”). Tebelogs está consolidado y el que desaparezcan bitácoras veteranas (y, sobre todo, de contenidos de calidad, que creo que esl el verdadero temor) no debe asustar a nadie porque la renovación es ley de vida y al tiempo que estas desaparecen surgen webs nuevas (el número de bitácoras asociadas a tebelogs es estable y crece regularmente llegando hoy por hoy a los casi ¡4oo blogs!) para sustituirlas.Creo que lo que hay que plantearse realmente es saber elegir a qué blogs son a los que hay que acudir y los contenidos de los mismos porque variedad hay de sobra (y esto, es lo realmente importante) pero eso ya depende del gusto de cada cuál que es libre y soberano.
No nos engañemos, estamos en uno de los mejores momentos (por no decir el mejor) del Cómic en España y la tebeosfera es un instrumento fundamental de ello informando, publicitando, debatiendo y opinando. Y que dure, señores (y señoras).


“La Conjura de los Necios” de John Kennedy Toole



Hoy toca comentar uno de esos libros que logran agradar por igual tanto a la crítica más sesuda e intelectual como al público menos exigente que sólo busca con la lectura evadirse un rato. Estoy hablando, claro, de “La Conjura de los Necios", la primera y única obra de John Kennedy Toole (luego fue publicada la obra juvenil “La Biblia de Neón” aprovechando el tirón de la primera), un escritor que no vio publicada su obra en vidal lo que le llevó a la depresión y el suicidio y que debió ser (casi) tan inadaptado como su trasunto protagonista el único y genuino Ignatius J. Reilly.
A lo largo de las páginas de esta original novela con un estilo mordaz, irónico y bufo el autor nos va narrando la vida y milagros de su trasunto el gran Ignatius, a quién se podría considerar el friqui inadaptado por antonomasia que vive aislado junto a su estrafalaria madre en un suburbio de Orleáns soñando con la vuelta a los valores medievales y su reconocimiento como escritor cuando logre publicar la gran obra que prepara en sus cuadernos escolares Gran Jefe y prepara campañas de agitación social con los que sorprender y emular a su “amiga” Myrna Minkoff. Cuando Ignatius debe salir al mundo a buscar trabajo, tarea innoble donde las haya para una persona de su talento, con la que hacer frente a la deuda contraída por su madre tras un accidente de coche iniciará una trayectoria profesional surrealista y rocambolesca que le llevará a desempeñar los más diversos oficios desde vendedor de salchichas ambulantes hasta administrativo en Levy Pants. Y todo ello, sin descuidar nunca el cuidado de su querida válvula…
“La Conjura de los Necios” que fue premiada con el Premio Pulitzer nos muestra una visión ácida y descarnada de la sociedad norteamericana de mediados de los sesenta a través de los ojos de un individuo marginal e inadaptado que no deja de ser un producto más del mismo sistema al que de una manera ingenua y “romántica” pretende oponerse. Resulta imposible no sentir simpatía por un tipo tan despreciable como se nos pinta al egocéntrico y egoísta Ignatius, verdadero motor de la novela, quién a través de sus paseos por Nueva Orleáns y sus peripecias profesionales entabla conocimiento con toda una serie de personajes tan deformados y cómicos como él mismo. Probablemente, es ese punto de reconocimiento en el lector el que hace la novela tan absorbente porque los problemas de Ignatius no dejan de ser los problemas habituales a los que, hoy en día, debe enfrentarse cualquiera. Kennedy Toole desde su formación clásica actualiza géneros medievales como la sátira o la picaresca siendo más fácil encontrar en esta novela inclasificable y personal referencias a autores clásicos como Swift o Cervantes. En definitiva, una novela cargada de humor, sátira y mala leche que nadie debe dejar pasar porque a nadie dejará indiferente.
Ah, y no olviden esa gran verdad, "cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocerse porque todos los necios se alían contra él".