miércoles, 26 de diciembre de 2007

“REC” de Jaume Balagueró y Paco Plaza


Mucha curiosidad y recelo tenía por ver la nueva película de Jaume Balagueró (“Los sin nombre”, “Frágiles”) y Paco Plaza ("Romasanta"), curiosidad tras haber escuchado a más de una persona de confianza comentarme lo mal que lo habían pasado viéndola, y recelo por el uso de la técnica tramposa de la cámara subjetiva y desenfocada que tan malos recuerdos me traía tras haber aguantado estoico sin dormirme el pestiño de “El proyecto de Las brujas de Blair”. Así, que en cuanto encontré un hueco en estas fechas tan complicadas dejé, como no podía ser de otro modo, que la curiosidad venciera a los recelos y me pasé por el cine.
Una reportera de una televisión local (Manuela Velasco) está realizando un reportaje a un grupo de bomberos sobre cómo es una noche cualquiera en el parque de bomberos. La noche va transcurriendo aburrida hasta el momento en que surge una alarma y los bomberos acuden junto a la policía local a una casa de vecindad. De repente, los hechos se precipitan y la anciana a la que pretendían socorrer ataca salvajemente a uno de los policías. Cuando intentan salir del edificio con los heridos, los periodistas y los bomberos descubren que el edificio ha sido puesto en cuarentena y se encuentran aislados del exterior. Sin saber lo que ocurre y cada vez más nerviosos, los distintos personajes van a ir descubriendo por sí mismos a qué clase de amenaza se enfrentan, una amenaza de la que quizás ninguno de ellos escapará vivo y de la que sólo la cámara, en REC, grabando, quede como único testigo.
Soberbio homenaje al cine de zombis el que han confeccionado Balagueró y Plaza que, siendo probablemente prescindible parar la mayoría no debe dejar de disfrutarse por todo aficionado a lo bizarro y a las historias de terror escatológico y “gore” bien contadas. Precisamente, “REC” tiene lo que le falta a la mayoría de las producciones de este subgénero: una historia cerrada y elaborada, en la que se dosifica la información para mantener en vilo al mismo tiempo al espectador y los personajes que cuentan con los mismos datos sobre el por qué se ha llegado a esa situación sin dejar ningún hilo suelto. Los distintos personajes están bien construidos destacando en las interpretaciones quizás los menos profesionales de todos, como los viejecitos o los chinos, con una Manuela Velasco, creíble y espontánea en su papel de periodista pero que no se quita el estigma de cara bonita de “Los 40 Principales”. Precisamente, es la caracterización de los personajes y los diferentes comportamientos que adoptan ante las situaciones límites que se plantean uno de los puntos fuertes de la película que no cae en ningún momento en el ridículo, cosa difícil en un género tan complejo como éste. La tensión y los sustos están bien dosificados sin abusar en exceso de los trucos fáciles ni de la casquería barata, justificándose los mismos en función de la historia que los directores quieren contarnos. Otra cosa es que asusten, cosa que a mí no me ha ocurrido ("El Orfanato" me asustó más para que se hagan una idea) dado lo increíble de la historia salvo quizás el clímax final que, por supuesto, no se lo voy a contar.
Era un riesgo para Balagueró y Plaza optar por prescindir de la cámara fija y desarrollar la historia a través de la imagen “real” de la cámara que el compañero de Manuela Velasco porta. Un truco que bien realizado puede implicar al espectador en la historia, haciéndole partícipe de la misma como uno más de los protagonistas y facilitar el “susto” pero cuyo abuso puede desorientar, cansar y, lo que es fatal, aburrir. En este sentido, hay que decir que los directores pasan la prueba sobradamente al no abusar en demasía del susto fácil y sabiendo dotar a la historia de un ritmo que mantiene, insisto, entretenido, que no asustado al espectador, Partiendo de esta premisa la historia se mantiene fiel a todas las convenciones del subgénero de zombis con situaciones que ya hemos visto en muchas ocasiones pero rodadas desde un localismo español que hace gracia y una filigrana estilística que supone una renovación agradable en una demostración más que no hay género pequeño si hay gente de ingenio en el proyecto.
La película ha sido ganadora de los premios de la Crítica y el Público en el Festival de Sitges de este año así como los de Mejor Actriz y Mejor Director.
Si son aficionados a los sustos, ya saben.