lunes, 22 de octubre de 2007

“El orfanato” de Juan Antonio Bayona


Como el pasado fin de semana estuve un poco agobiado con la preparación del viaje, las despedidas y demás, no me dio tiempo a dejarles por aquí, como era mi intención, mis impresiones acerca de nuestra gloriosa representante en la carrera a los Oscar, que tantas expectativas ha levantado y que, supongo, a más de uno habrá decepcionado. Mi retraso supone que casi todos los interesados hayan visto ya la película y tenga formada su propia opinión. Yo les voy a dejar aquí la mía.
He leído opiniones para todos los gustos, (casi todas elogiosas) de la última y primera película de Juan Antonio Bayona. Desde las que plantean que es un estudio de los miedos esenciales de una madre ante la desaparición de un hijo en clave de terror a la que establece que es un mal producto a la medida de los mercados internacionales en los que quiere despuntar. Por partes: “El Orfanato” no es una gran película de terror sino que es una correcta película de sustos y, en ese sentido, el director logra dosificar perfectamente la tensión para que el susto se produzca en el momento adecuado y mantener atrapado al espectador dentro de una trama a la que la cuesta arrancar pero cuando lo logra consigue entretener a pesar de la interpretación de una Belén Rueda sobreactuada en lo dramático como ya la pasara en “Mar adentro” y que hace muy poco creíbles sus personajes (aunque quizás sea fobia mía porque debo reconocer que esta actriz es superior a mis fuerzas) y algunos resbalones en el guión (¿Un orfanato de seis niños?, ¿Dónde estaba la directora que sale al principio cuando Benigna se cargaba y enterraba a los críos?) que se obvian nada más salir del cine ante tanto susto y la consistencia de la trama principal pero que desvirtúan un producto bien elaborado y que, imagino, funcionará bien en taquilla.
La historia, que a estas alturas ya conocerán, hunde sus raíces en los cuentos de fantasmas góticos tipo Henry James o Sheridan Le Fanu con todos los elementos propios del género (caserón, niños fantasmas, misterios, etc) a la manera que ya hiciera el oscarizado Alejandro Aménabar en “Los Otros”, pero sin alcanzar las cotas de tensión y misterio que este logró en su película, quizás porque Amenabar planteó una película de terror y no de sustos. Para un aficionado al cómic también es agradable ver algunas referencias del director a cómics de actualidad, cosa por otro lado lógica cuando la manija del proyecto como productor la lleva un Guillermo del Toro que más de un consejo debe haberle dado a Bayona (el Simón enmascarado en medio de la fiesta a mí me recuerda al Amigo de “20th Century Boys”). Al final, en “El orfanato” casi todos los misterios tienen una explicación lógica y el final inevitable y previsible, dejando una sensación de ya visto al aficionado al género que a los quince minutos de iniciada la película ya sabe por donde van los tiros, pero que no quita méritos a la película como producto comercial para todo tipo de públicos ni como primera obra de un director que, no lo olvidemos, se enfrenta a su primer largo y sale bastante bien parado. Que el producto no esté a la altura de las expectativas creadas, es más que probable, pero ojalá se sigan haciendo películas de género en España. Gente con talento y ganas hay.

Juan Antonio Cebrián (1965-2007)


Como tantas otras noches de sueño desvelado, he sintonizado “La Rosa de los Vientos” de Onda Cero para escuchar alucinado como los colaboradores de Juan Antonio Cebrián anunciaban su muerte por un ataco cardiaco en el día de ayer a los 41 años de edad. Cebrián y su programa han sido un referente para mí a lo largo de los años en los que ha llenado los silencios de la madrugada de reflexiones y risas sobre la Historia, el Cine, la Literatura, los Misterios (sin la chabacanería ni el efectismo de otros) y últimamente el Cómic, divulgando y comunicando de una manera amable y alejada de cualquier ampulosidad, accesible a todos los públicos. Supongo que este vacío se llenará con el paso de los días pero esta noche estoy anonadado y desvelado. Lástima que no esté Juan Antonio Cebrián…


D.E.P.