lunes, 17 de septiembre de 2007

“Malas ventas” de Alex Robinson



Acabo de finalizar el tomo que Astiberri ha publicado recopilando la serie “Malas ventas” en la que Alex Robinson (“Estafados”) realiza un relato intimista acerca de seis meses en la vida de un grupo de jóvenes del principio de milenio que deben abandonar su primera juventud para convertirse definitivamente en adultos. Si en otras obras de este subgénero que tan bien explotan – quizás sobrexplotan – los nuevos autores independientes norteamericanos que es el relato costumbrista el autor suele convertirse en el centro de la narración ya sea dando a la misma un tono paródico, como hace Joe Matt en “Pobre Cabrón” o “Buen tiempo” o ensalzando sus experiencias personales en busca de algún tipo de catarsis como Craig Thompson en “Blanquets”, Robinson opta por el relato coral a través de una serie de personajes perfectamente caracterizados que permiten la rápida identificación del potencial lector veinteañero (aquí en España treinteañero, más bien en lo que a emancipación se refiere) al que se presume va dirigida la obra con unas experiencias que no le son del todo ajenas. Así, en “Malas ventas” asistimos a la decepción por la perdida de los sueños, la traición de los amigos y las primera elecciones que señalan el paso a la edad adulta desde el emparejamiento a la perdida de la virginidad pasando por la emancipación y los trabajos aburridos a través de una narración ágil que Robinson va enriqueciendo conforme avanza la historia. Sin embargo, el autor quizás no fiándose del éxito de la fórmula integra un elemento más para enriquecerla: la lucha de Ed y Flavor contra Zoom Cómics para recuperar los derechos del superhéroe creado por el segundo en un claro paralelismo con la situación que se vivió en los noventa entre la Marvel y muchos de los autores que crearon y desarrollaron sus principales personajes. De este modo, Robinson va configurando un pequeño microverso de situaciones y experiencias entrelazadas que hacen de “Malas ventas” una lectura entretenida y agradable, en la que la riqueza de los personajes y la humanidad con la que Robinson sabe dotarles los convertirán en entrañables conocidos del lector, que asistirá a sus alegrías y decepciones como un amigo más de la pandilla y no podrá evitar el regusto de nostalgia al separarse de ellos al final de la obra.
Otro de los alicientes de esta obra es comprobar la evolución de Alex Robinson en la que partiendo de una variopinta colección de influencias que van desde Robert Crumb, Joe Matt o Will Eisner pasando por los cómics genuinamente “mainstream” demostrando ser capaz de integrarlas en su obra para desarrollar y explotar nuevos recursos narrativos que lo convierten en un autor a seguir.
Respecto a la edición de Astiberri comentar que está a la altura de la excelencia con que esta editorial suele tratar su catálogo. Sin embargo, apuntar que por un error de impresión (faltaba una página) la editorial debió retirar la primera edición de la misma (la de lomo azul que aparece en la imagen) y sustituirla por una nueva, debidamente corregida, de lomo verde. Que no les den gato por liebre…